Un partido en el que el Cádiz rozó el 0-2 en varias ocasiones acabó con una nueva derrota. Al equipo de Cervera le falta contundencia en las dos áreas y se le está complicando demasiado el futuro en la categoría. Ya está en el pozo, en puesto de descenso, y se necesita una reacción que nunca llega.
Tras unos primeros momentos de tanteo, el Cádiz se fue encontrando cómodo y empezó a tocar con criterio, pero el equipo extremeño llegaba con peligro casi siempre por la banda izquierda cadista, ese agujero negro habitual en muchos partidos.
La presencia de Garrido, por fin, en el centro del campo le daba una sobriedad que se echaba de menos. Era un partido sin calidad, con mucho pelotazo y con la sensación de que los dos estaban más pendientes de no comenter errores que de intentar jugadas interesantes.
Enric Gallego disparó con peligro en el minuto 23 a la media vuelta. Los locales iban ganando en intensidad, mientras que el Cádiz se perdía en posesiones estériles, sin profundidad alguna. Matos evitó una ocasión muy clara a renglón seguido porque, una jornada más, le llegaban muy fácil al equipo de Cervera.
Pero el fútbol es indescifrable en muchas ocasiones y cuando parecía que el partido se iba decantando hacia el lado extremeño, una falta bien provocada por Lekic acabó en gol de Kecojevic en una falta lanzada por Álex. El cabezazo del central en el segundo palo parecía una prolongación, pero entró directamente al filo de la media hora.
Y pudo marcar el segundo Manu Vallejo en una buena incursión de Matos, que centró fuerte y el canterano, en el segundo palo, remató fuera cuando el cancerbero azulgrana ya estaba batido. Los locales estaban muy tocados tras el gol y el Cádiz lo podía aprovechar. Agra tuvo otra buena ocasión en el minuto 37, pero su disparo lo envió a córner Álvaro Fernández en una buena contra. El Cádiz podía matar el partido en esos momentos ante un rival tirado sobre la lona.
El primer tiempo concluyó con una buena ocasión para el equipo de Sabas, pero Edu Ramos impidió el remate de Enric Gallego. El Cádiz se iba ganando al descanso por la mínima, pero había perdido la ocasión de poner más tierra por medio.
La segunda parte empezó con otra gran ocasión de Manu Vallejo, pero después de una buena maniobra el balón se le fue arriba. Los amarillos estaban desaprovechando ocasiones para aumentar su ventaja y el Extremadura tenía que empujar en busca del empate.
El temor se confirmó en el minuto 56, cuando los locales empataron con un cabezazo de gallego. En la jugada previa el Cádiz había desaprovechado un ataque prometedor y, en la contra, el Extremadura ponía las tablas cuando menos lo merecía. Y se pasó del 0-1 al 2-1 en dos minutos porque Zarfino marcó a puerta vacía después de que Cifuentes hiciera una gran parada al lanzamiento de una falta. La defensa amarillo pidió fuera de juego del uruguayo.
Tras haber perdonado el 0-2 en varias ocasiones, el Cádiz se veía por detrás en el marcador y tenía que reaccionar cuando todavía quedaba media hora. Jairo entraba por Agra y era otra prueba para un equipo que tenía la mala conciencia de estar dejando escapar un partido que podía tener a su favor.
Cervera metía a Aketxe porque el equipo necesitaba más recursos ofensivos, pero le costaba recuperar el balón y el rival sabía cómo parar el partido ahora que se había puesto por delante. Jairo estaba jugando por la derecha, su perfil malo, y le costaba crear peligro. El equipo con el agua al cuello y Salvi sin viajar. Increíble.
Cervera fue haciendo cambios y acabó con tres centrales, sin laterales y muchos jugadores ofensivos pero ya sin la claridad de los mejores momentos del encuentro. Se había puesto por delante y terminaba el partido desordenado y en otra demostración de pura impotencia.