El partido jugado el miércoles en La Romareda de Zaragoza se recordará por el gol de Manu Vallejo, pero también por las duras imágenes en las que José Ángel Carrillo rompía a llorar en el césped después de sufrir una lesión que le obligaría a pedir el cambio antes del descanso. Por suerte, en el club hay optimismo moderado porque tras las primeras exploraciones parece que la lesión no reviste la gravedad que parecía en un primer momento.
Todavía no se le han podido hacer las pruebas pertinentes para conocer el alcance exacto de la lesión porque tiene el tobillo inflamado. El día después de la lesión sigue con dolor, pero inicialmente se descarta una rotura. El gran susto se produjo porque tras el pisotón del jugador del Zaragoza, el pie se le dobló totalmente.
Y fue muy llamativa la reacción del delantero amarillo, que no pudo contener las lágrimas viendo que se esfumaba de un plumazo otra oportunidad de jugar en una temporada que no se está pareciendo en nada a lo que él, probablemente, esperaba.
En el campeonato liguero ha disputado 181 minutos y no ha podido marcar, pero ha tenido muy poca fortuna en las ocasiones que ha dispuesto porque, o bien le anulaban injustamente un tanto el día del Alcorcón, o se encontraba con la madera. Su trabajo en esta ocasión no ha contado con la recompensa que se merecía.
Ahora tendrá que esperar unos días para conocer cuánto tiempo tendrá que estar al margen de sus compañeros y su ausencia se une a las de Mario Barco y Dani Romera, por lo que sólo queda Lekic como un nueve específico. Habrá que ver, en cualquier caso, si Álvaro Cervera le da continuidad a la fórmula que encontró con éxito en Zaragoza de ubicar a Manu Vallejo como delantero.