El Cádiz se quedó en siete partidos ganados de manera consecutiva. Perdió en Málaga en un partido marcado por el clamoroso penalti no señalado a favor del equipo amarillo en el primer periodo, con empate a cero en el marcador. Después marcó el Málaga y el colegiado Trujillo Suárez perdonó la expulsión a N'Diaye cuando los de Cervera buscaban el empate a la desesperada.
En los primeros minutos quedó claro que iba a ser un partido de ritmo alto y en el que ninguno iba a regalar un centímetro. Al Cádiz no le duraba mucho la posesión, pero realmente en los primeros compases nadie llevaba el mando de una manera clara.
El partido estaba donde quería Cervera porque el Málaga no sorprendía con la subida de sus laterales y el equipo era capaz de salir jugando para dar sensación de peligro. Sin embargo, también sufría en cualquier balón perdido porque los malacitanos presionaban arriba y cuando robaban pisaban el área de Cifuentes con la peor intención.
Como siempre, el Cádiz era un equipo con personalidad y eso ya era un motivo de orgullo para los 600 aficionados que se desplazaron a Málaga y para todos los que seguían el encuentro por televisión. La primera ocasión fue para el equipo de Muñiz y Cifuentes realizó una parada de mérito en el minuto 28 en un balón peinado por Blanco Leschuk.
En el primer tiempo no hubo mucho fútbol, fue más de presión y de tensión. Hubo alguna entrada, algún manotazo y mucho oficio a partes iguales. Y hubo también un claro penalti a favor del Cádiz en el minuto 42, pero el árbitro no vio la mano evidente de Pau Torres tras un disparo de Álex Fernández. O no quiso verla.
Fue una manera de adulterar un partido que se fue endureciendo con el paso de los minutos y que tuvo la última ocasión del primer tiempo en un cabezazo de Garrido. Los visitantes fueron mejores en los primeros 45 minutos.
El descanso le sentó mejor al Málaga, que empezó con más brío buscando el gol. Primero Pacheco avisó con un disparo raso y en el minuto 52 se le anuló un gol a Harper por fuera de juego después de que Cifuentes le hiciera una gran parada a Juanpi. El equipo de Cervera tenía que salir vivo de ese momento de acoso para prolongar al máximo sus opciones en el encuentro.
Las cosas se complicaban más porque Sergio Sánchez tenía que pedir el cambio cuando todavía quedaba media hora. Al menos había pasado el chaparrón del ímpetu malaguista y el Cádiz volvía a tener medianamente controlado el partido, aunque el hecho de esperar al rival tan metido en su campo, le complicaba mucho la salida a la contra.
La salida de Ontiveros se dejó notar por su participación constante. Y en una jugada iniciada por él llegó el tanto del Málaga. Harper hizo una buena maniobra y su centro lo remató con mucha fortuna Ricca en el minuto 70.
El escenario cambiaba completamente y ahora el Cádiz tenía que ir a por la portería de Munir. Al Málaga no se le caían los anillos por meterse en su campo para cerrarle los espacios al equipo amarillo, que lo fiaba todo al balón parado desde la salida al campo de Aketxe.
El Cádiz lo dio todo hasta el final, pero tenía enfrente a un rival que defendía al máximo sin el menor rubor y eso cortocircuitaba casi todos sus intentos. Ni Vallejo ni Álex estuvieron acertados con sus disparos y se consumó una derrota que estuvo marcada por la influencia arbitral de Trujillo Suárez.