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Triste epílogo para decir adiós

Cifuentes, en el suelo en el gol de Méndez (Foto: Luis Manso).
Francisco José Jiménez

Era un milagro lo que buscaba el Cádiz en Gijón y resultó que el milagro era el simple hecho de marcar un gol. El equipo de Cervera dijo adiós a la temporada y quizá a un proyecto con una tristísima derrota ante otro equipo que no se jugaba nada.

Fue un principio de partido extraño, con el Sporting llevando un mando ficticio y con el Cádiz mucho más vertical. Querol falló una ocasión clara en el minuto siete después de un centro de Jairo desde la izquierda. El equipo amarillo estaba espeso porque le costaba hacer llegar el balón a Aketxe y Jairo, los dos únicos que tenían algo de claridad.

Y si la cosa estaba complicada, peor se puso con el gol del Sporting en el minuto 13. Nacho Méndez se adelantó a Kecojevic, que se quedó dormido después de un rechace de Cifuentes a disparo de Djurdjevic. Ponerse por debajo en el marcador era un clásico en las últimas jornadas.

Como casi siempre se encomendaba a la zurda de Aketxe, que estuvo cerca de empatar en el minuto 17. Era frustrante vivir otro partido remando contra la corriente después de la triste imagen ofrecida el martes ante el Extremadura, pero no quedaba otra que reponerse para quemar las pocas opciones que quedaban.

Y el que estaba más cerca del gol era el Sporting, por increíble que parezca. Nacho Méndez estuvo a punto de marcar con un disparo de primeras que rozó el palo a los 24 minutos.

El equipo dio un paso adelante y al presionar más arriba era capaz de robar y de pisar el área con más peligro. Faltaba el último pase y el acierto, pero al menos era una situación más digna. José Mari se unía a Akexte poniendo algo de criterio en el juego, pero el equipo no era capaz de crear ocasiones claras en la primera media hora.

Como otras tantas tardes, las imprecisiones eran constantes y costaba mucho hilvanar una jugada con continuidad. Incluso los pases más sencillos se convertían en un mundo y así era casi imposible que se cumpliera la primera premisa de empatar antes del descanso.

Cervera quitó en el descanso a Jovanovic y dio entrada a Álex, al que siempre recurre cuando es suplente. Pero el equipo no reaccionaba y muy pronto se supo que el Deportivo ya estaba ganando 2-0 al Córdoba, algo que llegó a los jugadores o, al menos, lo pareció por cómo se empleaba el equipo. Para colmo, el entrenador cadista metió en el campo a Salvi por Akexte, que era de los pocos con capacidad para amenazar la portería gijonesa.

Con media hora por delante, el partido ya era un trámite. Otro mal rato para el cadismo, que asistía por puro amor a su equipo al enésimo quiero y no puedo del tramo final. Si la derrota en Granada de la pasada campaña fue irritante, lo de ésta ha sido también muy fuerte. Ni siquiera las bajas de Machis y Vallejo pueden justificar este final. Los últimos minutos fueron un entrenamiento con público.

Gloria para un equipo que se mantiene en la categoría un año más, pero que vuelve a caer por pura impotencia en el momento clave de la temporada. Algo debe cambiar.

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