Pese a que aún no se pueden lanzar las campanas al vuelo, el filial del Cádiz tiene muy encarrilado el ascenso a Segunda división B, tras superar 0-2 al Unión Viera en territorio canario. El conjunto amarillo está a 90 minutos de ser de bronce, una opción que podría beneficiar al primer equipo en el apartado de jugadores.
Pese a que algunos no son partidarios de que un filial esté en categorías superiores, siempre puede suponer un beneficio para el primer equipo. En este caso, el Cádiz B marcha por el camino de convertirse en nuevo equipo de Segunda B. Muy mal debe de hacerlo para perder la ventaja de 0-2 que cosechó el pasado domingo ante el Unión Viera, en la última eliminatoria del play off de ascenso.
Con el equipo a las puertas de la Segunda B, muchos son los que se preguntan si de verdad es rentable mantener un filial en esta situación. Y es que un ascenso supone más gastos. En plantilla, sueldos, desplazamientos y todo lo que conlleva estar en un grupo donde deberán desplazarse a tierras extremeñas, a la comunidad murciana e incluso a alguno isla, como pasó este año en el grupo IV con el Ibiza o hace dos temporadas con el filial de la UD Las Palmas.
Sin embargo, también supone un buen escaparate para la cantera y la posibilidad de crecer ante jugadores de mayor nivel. Pero no sólo eso. A su vez, el primer equipo tiene la opción de nutrirse de futbolistas que estén despuntando, como ya sucedió con la irrupción de Manu Vallejo. El cerco entre el primer equipo y el filial se estrecharía y la presencia de la cantera podría ser aún mayor.
Pese a todo, lo primero es certificar el ascenso el próximo fin de semana en El Rosal, donde se espera una excelente entrada.