Roman Zozulia ha encontrado su lugar en el Albacete. Tras una complicada estancia en el Rayo Vallecano y el Real Betis, el delantero ucraniano se ha consolidado como el líder del ataque del conjunto manchego. Y este viernes lo volvió a demostrar convirtiéndose en el verdugo del casi todopoderoso líder de LaLiga SmartBank, el Cádiz CF.
Pero el ariete de Ucrania tiene detrás una historia complicada. El Betis lo rescató tras triunfar con el Dnipro de su país en julio de 2016 y le hizo un contrato por tres años, confiando en su proyección. Unas semanas después, el club sevillano anunció su salida en forma de cesión al Rayo, pero Zozulia nunca llegaría a vestir la elástica franjirroja.
El sector radical de la afición rayista rechazó su llegada, no entendía que un futbolista de extrema derecha recalara en su club. Zozulia era acusado concretamente de ser neonazi y racista por haber fundado la Narodna Armiya (Ejército Popular), una organización paramilitar de ultraderecha que opera en la zona de Donbass, al este del país, contra las fuerzas prorrusas que se mueven en un territorio con numerosos altercados militares.
Este conflicto con los Bukaneros provocó que el Betis le retirara el dorsal y trató de buscarle salida mientras el futbolista decía sentirse "maltratado". Lo que sí es cierto es que quedó completamente alejado de los terrenos de juego.
Y entonces llegó el Albacete. El cuadro manchego quiso hacerse con el delantero, y el Betis le dejó salir con la carta de libertad bajo el brazo. Allí, el atacante ha encontrado su lugar. En su primera campaña anotó nueve goles en 30 partidos; en el pasado curso marcó 11 tantos en 35 encuentros de liga regular y dos de play off. En el actual curso 2019/2020, Zozulia ya suma tres goles en 12 partidos. Un futbolista que pasó de sentirse relegado a un tercer plano a copar la actualidad del equipo que quiso apostar por él cuando nadie confiaba.