Los partidos entre el Rayo Vallecano y el Cádiz se caracterizan en los últimos años por el hermanamiento que existe entre las dos aficiones, unidas por ese amor por el fúbol de toda la vida, el fútbol de barrio. Una vez más se vivió una jornada de concordia y la máxima deportividad por mucho que hubiera en juego tres puntos importantes.
Los seguidores cadistas, que alcanzaron el millar, se hicieron notar, una vez más, en la zona alta de la granda de preferencia del estadio del barrio madrileño de Vallecas y disfrutaron al máximo del encuentro a pesar de la noche fría.
Llegaron aficionados amarillos procedentes de peñas de toda España y tampoco faltaron los que se desplazaron a nivel individual para estar presentes en un partido con mucho sabor en un campo con mucha historia y que da prestigio a LaLiga SmartBank.
La afición del Rayo Vallecano le dio mucho colorido al partido y estuvo presente esa crítica a los actuales propietarios en su deseo por seguir siendo 12 en cada partido. El cadismo, por su parte, demostró ese saber estar habitual en cada uno de sus desplazamientos y no hubo que registrar el menos incidente en un partido con una gran emoción hasta el final.