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Nano Mesa: la madurez del niño de los goles 'maradonianos'

Periodista especializado en fútbol y en fichajes

Cuando en verano sonó el nombre de Nano Mesa para el Cádiz, parecía uno más. Pero no era así para Álvaro Cervera ni para Roberto Perera, que conocían perfectamente al delantero de su etapa en el Tenerife. Aquel chaval que saltaba la valla del campo de la UD Coromoto para jugar con los amigos había confirmado que sus buenas condiciones servían para jugar profesionalmente.

Con tan sólo 18 años, y en su último año de juvenil, Alexander Mesa Travieso, daba el salto al primer equipo del Tenerife de la mano de Cervera. Nano se formó en la UD Coromoto, y de ahí pasó por el equipo del Padre Anchieta y Reale Juventud de Laguna, todos ellos conjuntos de San Cristóbal de La Laguna, un municipio perteneciente a la provincia de Santa Cruz.

Hasta las instalaciones de la UD Coromoto habían llegado Jorge Valdano y Ángel Cappa cuando llevaban las riendas deportivas del Tenerife para promulgar que el buen fútbol, el de toque, debía estar presente en todas las escuelas deportivas. Por eso el equipo donde se formó Nano Mesa adoptó un estilo muy reconocible que se mantiene hasta la actualidad. El jugador cadista ya marcó goles maradonianos en su niñez y se veía venir su explosión.

En su casa nadie llegó a ser profesional, pero varios familiares actuaron en Segunda B. Nano Mesa siempre ha hablado con especial cariño de su abuelo Santiago, esencial en su formación y en su vida junto a sus padres. Su infancia se desarrolló en el barrio El Coromoto y allí fue donde dio sus primeras patadas. Destacaba por una velocidad y una fuerza que todavía hoy son el sello de un jugador que, a sus 24 años, ya ha pasado por seis equipos.

Bromea con su segundo apellido, Travieso, pero afirma que cada día está más maduro. En Cádiz está demostrando una capacidad importante de integración y le está dando la razón a Cervera en su apuesta personal. Venía de cesiones sin mucho éxito en Valencia, Sporting y Tenerife, pero la suya puede ser una explosión algo tardía, como la de su paisano el baloncestista Sergio Rodríguez. Realmento ya eclosionó en el Tenerife en la campaña 2015/16, lo que llevó al Éibar a pagar más de tres millones por él. Ahora el fútbol le da una nueva oportunidad de confirmar que aquel futbolista sigue en disposición de triunfar.

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