Desde su llegada al Cádiz CF, Milutin Osmajic nunca fue tan protagonista como cuando lo fue por la pelea que protagonizó en un bar mediado el pasado mes de octubre. Un altercado que le hizo desaparecer de los planes de Álvaro Cervera, relegándole al filial. Pero no se vestía de corto desde el pasado 31 de octubre, ya con el primer equipo, cuando disputaba los últimos 10 minutos del partido ante el RCD Mallorca. Este sábado volvía a hacerlo con la selección de Montenegro, y menudo regreso.
Miodrag Radulovic le daba la titularidad en banda izquierda y Osmajic respondía. Eso sí, la cosa no empezaba demasiado bien para los montenegrinos. Holanda, que no desplegó un gran juego, se adelantó con dos goles del barcelonista Memphis Depay, pero a la hora de partido, el carrusel de cambios protagonizado por ambos seleccionadores descolocó a la Oranje.
Así llegaba el primero de Montenegro, que olió sangre gracias a Osmajic. El atacante del Cádiz vio cómo Ilija Vukotic, que llevaba menos de un cuarto de hora sobre el verde, rompía la línea de defensa con un buen desmarque y le sirvió el balón en bandeja para que solo ante Justin Bijlow, no perdonara e hiciera el momentáneo 1-2.
El tanto hizo tambalear a los neerlandeses, y los locales se fueron arriba a la desesperada y encontraron premio. Risto Radunovic colgó la pelota al área y Nikola Vujnovic, otro que llevaba un cuarto de hora en el campo, cabeceó a gol sin que Daley Blind de lo impidiera. El 2-2 ya lucía en el marcador y al término del partido, la afición de Montenegro ovacionaba a Osmajic que disputaba los 90 minutos. La bestia está de vuelta.