Lo que tendría que haber sido una fiesta, terminó siendo un drama. Un recibimiento apoteósico, un ambientazo... pero el equipo no estuvo a la altura de la afición del Cádiz. La reacción del equipo fue muy buena y se mereció más. Le dio mucha ventaja al rival y el disgusto se lo llevaron todos los cadistas.
Desde dos horas antes del inicio se palpaba que era un partido especial. La victoria contra el Barcelona no había propiciado el relax de los cadistas, que sabían que había muchísimo en juego ante el Athletic. Por eso se convocó a los aficionados a las seis de la tarde en las inmediaciones de Fondo Norte.
Los habituales cánticos de Brigadas Amarillas, bengalas y una animación fuera de lo normal para ser un jueves a media tarde. Pero es que el Cádiz se estaba jugando media permanencia y no sólo había jóvenes seguidores. También familias enteras, jubilados y muchos aficionados del Athletic que se unían a los aplausos del cadismo.
Y es que fueron muchos los seguidores del club vasco que se desplazaron a Cádiz. Sorprendente por ser un día entre semana y, sobre todo, por lo que poco que se jugaba su equipo. Una afición señorial que no dio el menor problema en los bares cercanos al estadio y siempre con una sonrisa para vivir la fiesta del fútbol.