El exfutbolista sevillano Manolín Bueno militó en las filas del Cádiz y del Real Madrid en su etapa profesional. Este viernes reconoció tener sentimientos divididos en su cariño hacia ambos clubes, pero apostó por el triunfo de los gaditanos para estar un año más en Primera División.
Manuel Bueno Cabral, de 82 años, señaló a Efe desde su domicilio en la capital gaditana que el Madrid no necesita la victoria al haber conseguido ya el título de LaLiga Santander pero sí el Cádiz para continuar en la máxima categoría del fútbol español. Ambos se enfrentarán el domingo a las 19.30 horas en el Nuevo Mirandilla en la penúltima jornada.
Los vínculos de Manolín con el fútbol vienen desde temprana edad, pues vivía en el antiguo campo de fútbol Mirandilla con su familia. Durante la década de los años treinta y los cuarenta, su padre fue portero del Sevilla, Cádiz y Betis entre otros clubes. También fue conserje del estadio y masajista del equipo gaditano.
Debutó con 18 años en el Cádiz en Segunda División ante el Levante (2-2), partido en el que marcó el primero de sus seis goles esa temporada. Era la cuarta jornada de la campaña 58/59 y “a partir de ahí, no dejé la titularidad”, indicó el recordado futbolista.
Sus buenas actuaciones con los gaditanos propiciaron su traspaso al Real Madrid, club en el que estuvo doce temporadas, la mayor parte de ellas como suplente del cántabro Francisco Gento. Pese a ello, tuvo más presencia en la última campaña (70/71), cuando logró su mejor cifra anotadora con los blancos con un total de siete goles. 119 partidos oficiales fueron los disputados por el exjugador además de conseguir dos Copas de Europa, ocho Ligas, dos Copas de España y una Intercontinental.
Manolín destacó en la final de la Copa Intercontinental de 1960 ante el Peñarol (0-0) en el Estadio Centenario de Montevideo y en el Santiago Bernabéu (5-1). Bueno jugó la ida en la capital uruguaya, compartiendo delantera con dos mitos merengues como Alfredo Di Stéfano y Ferenc Puskas.
Con la selección española fue convocado por el seleccionador Domingo Balmanya para un partido en el que no llegó a debutar en la fase de clasificación de la Eurocopa 1968. En aquel encuentro disputado en Praga ante la extinta Checoslovaquia (1-0), Manolín vio el duelo desde la grada tras la titularidad del extremo izquierdo José María García Lavilla, del Espanyol.
“Entonces no había cambios y los que no entrábamos en el once inicial teníamos que quedarnos fuera”, recordó Bueno. Una vez colgadas las botas tras jugar dos años en el Sevilla, fue segundo entrenador del Cádiz en el primer ascenso de los gaditanos a Primera División en la temporada 76/77 con su excompañero Enrique Mateos como primer técnico.