Ha pasado una semana desde que anunciaran a bombo y platillo en Uruguay que Maxi Gómez iba a convertirse en nuevo jugador de Peñarol. Se trataba de una operación imposible si no era tratada directamente con el Cádiz, pero algunos medios de comunicación daban por hecho el supuesto acuerdo del Trabzonspor con los de Montevideo usando como puente al Grupo Machuca mexicano.
En pocos días ha quedado todo en agua de borrajas y el propio entrenador de Peñarol, Diego Aguirre, ha dicho que la llegada del jugador cadista es "más un sueño que una realidad".
Así pues, queda confirmado que se trataba más de un rumor sin mucha base que otra cosa. Para el Cádiz nunca fue una inquietud porque sabían que tenían un contrato firmado hasta el 30 de junio y que en ningún caso iban a aceptar la salida del delantero.
Cierto es que hasta el momento está muy lejos de ser ese delantero determinante que se esperaba, pero a pesar de todo sigue habiendo confianza en que pueda aportar mucho dentro del campo en lo que queda de campeonato.
En este momento parece claro que Mauricio Pellegrino ha centrado su confianza en el ataque en Chris Ramos, Rubén Sobrino y Juanmi, con muchas opciones de que el delantero cedido por el Betis sea ya titular el sábado en Pamplona. Las participaciones de Maxi Gómez se limitan a algunos minutos en los tramos finales de los partidos, con muy poco tiempo y con escasas opciones de aportar casi nada en un equipo que se limita a lanzar centros desesperados al área.
Todavía tiene el ariete muchos entrenamientos por delante para ganarse la confianza del entrenador, que por el momento tiene sus prioridades en otros futbolistas de la plantilla a pesar de que no se produzcan los resultados esperados por todos los cadistas.