El partido ante el Celta no dejó la necesaria victoria, pero sí muy buenas noticias. Varios jugadores se reivindicaron con actuaciones por encima de la media y eso es muy bueno para un equipo que necesita gente que tire del carro. Uno de los más claros ejemplos fue Juanmi, que hizo su primer gran partido con la camiseta cadista.
Ya había sido titular en Pamplona y había jugado algunos minutos en los partidos anteriores, pero ha sido ante los vigueses donde ha mostrado ese nivel que puede ser diferencial para el Cádiz. Porque hizo mucho más que romper la horrible racha goleadora del gol con su tanto.
Desde el primer minutos hizo una gran labor de enganche. Se quedó con muchos balones jugando de espaldas a la portería y le dio continuidad al juego con paredes y cambios de orientación. Se movió con mucha inteligencia y fue una pesadilla para la defensa del Celta. Además, tuvo el premio de un gol en un momento en el que ya la fe casi se había perdido.
Pero no sólo él aprovechó la ocasión. También lo hizo Kouamé, que demostró que su juego de superar líneas le viene muy bien a un equipo como el de Pellegrino. No especuló en ningún momento con el balón y sólo jugó en horizontal cuando el rival estaba bien posicionado.
El entrenador argentino sigue apostando por la pareja formada por Alcaraz y Escalante, dos jugadores que la pasada dieron un rendimiento extraordinario en la segunda vuelta. Pero ahora el equipo puede necesitar jugadores de otras características que le den al equipo un mayor ritmo en la circulación, con una mayor capacidad de robo y de salida de balón.