Ambrosini, el aficionado que quiso ser futbolista: una anécdota sin ninguna gracia

La anécdora del amistoso del partido del Cádiz en Chiclana la protagonizó un aficionado cadista. Y no fue por un cántico en la grada, sino porque en una acción difícil de entender entró al campo a rematar un balón que parecía marcharse por la línea de fondo, pero que todavía no se había salido del todo.

Fue el conocido Ambrosini, un aficionado que suele ir a los partidos con la cara pintada de azul y amarillo y que en esta ocasión veía el partido detrás de la portería del Recreativo en la segunda mitad.

En una acción en la que se produjo un centro de Roger al que no llegó Chris Ramos, a Ambrosini no se le ocurrió otra cosa que rematarlo a la portería del Recreativo, dando en la red lateral. Consciente de que había metido la pata, se marchó de la zona.