Carlos Mateos GilMadrid, 27 mar .- Cada vez que marca un gol Diego Rico se tapa un ojo con una mano y señala al horizonte con la otra. Es una celebración con sello propio que tiene siempre el mismo destinatario, Javier.
El hermano del lateral izquierdo del Leganés, uno de los equipos revelación en la presente temporada de LaLiga Santander, perdió un ojo hace años. Le considera su ídolo y todo un ejemplo por el espíritu de superación que atesora.
Dicho gesto es una forma de tenerle presente en uno de los momentos de mayor alegría para todo futbolista, cuando es capaz de llevar el balón a la red. Pero ese recuerdo también está impreso con tinta en el costado, donde luce en su honor la frase: 'Yo seré tus ojos para que la vida te sonría'.
"Fue el primer tatuaje. Lo comenté con mi madre y me dijo que no quería que me hiciese ninguno pero al final estuve varios meses mirando qué podía ponerme sobre él. Pasó lo del ojo y me basé en eso. Tengo también su inicial", explica en declaraciones a EFE.
No se puede decir que el 'quince' blanquiazul hiciera mucho caso a su progenitora en ese aspecto ya que son varios los diseños que han seguido a aquel a lo largo del tiempo, casi todos ellos centrados en las distintas personas que le han acompañado por el camino.
"Prácticamente todos mis tatuajes van dedicados a mi familia o a grandes amigos que tengo. Todos poseen un significado especial. Tengo una frase en honor a mi padre, el nombre de mi madre y de mis abuelas. También unos guerreros por mi padre y mi hermano. Y la Catedral de Burgos, que es de donde soy. Además, me hice una diosa que representa a mi madre y un ángel que les cuida", detalla.
Entre los distintos dibujos que pueblan su piel se encuentra el lema 'nunca te rindas' o la fecha de su debut en la máxima categoría del fútbol español, algo que alcanzó en las filas del Leganés nada más llegar al club.
Asimismo Rico no se ha olvidado en sus tatuajes de compañeros de vestuario que le han ido marcando: "Me tatué un balón de fútbol con mi amigo Whalley, nos llevábamos muy bien en el Zaragoza. El último que me hice fue junto a Érik Morán y Unai López, hice muy buenas migas con ellos y estábamos prácticamente todo el día juntos".
"Son pequeños detalles que marcan la diferencia de la amistad, de lo que es valorar a las personas. Cuando lo pasas mal es cuándo se demuestra los amigos que tienes. Y aunque no me he hecho tatuajes en su honor tengo también grandes amigos en Madrid, en Zaragoza y en Burgos. Pero no hay tanto espacio para todos", afirma.
No oculta que tatuarse tiene algo de 'adictivo' y afirma que hay incluso un grabado que le ha traído fortuna: "Me hice uno de la buena suerte, un búho con una calavera mexicana. A partir de ahí todo ha ido prácticamente perfecto".
Centrado en progresar como jugador sobre el verde y en poder seguir firmando grandes actuaciones por el carril zurdo, considera que aún queda sitio en su cuerpo para cuando vuelva a decidirse a pasar por la aguja: "Seguro que algo de algunos amigos, pero todavía no hay nada en mente".