Carlos Mateos GilMadrid, 29 abr .- El Leganés selló una temporada más su permanencia en la máxima categoría del fútbol español tras el encuentro que midió en Riazor al Deportivo de La Coruña y al Barcelona, que terminó con el resultado de 2-4 que condena al equipo gallego y hace campeón al catalán.
Los blanquiazules alcanzan así el objetivo que se marcaron en el comienzo de un curso que ha sido inolvidable ya que al éxito de asegurarse la continuidad en LaLiga Santander, competición que disputarán por tercera vez en su historia, han sumado una clasificación para las semifinales de la Copa del Rey.
La campaña arrancó de manera óptima, logrando diecisiete puntos de los primeros veintisiete posibles. En esas nueve jornadas iniciales solo Getafe y Eibar fueron capaces de derrotarles. Asimismo el Girona y el Atlético de Madrid se llevaron un punto cada uno de Butarque mientras que el resto de encuentros frente Alavés, Espanyol, Las Palmas, Málaga y Athletic se contabilizaron por triunfos.
Eso permitió al equipo situarse en la zona alta de la tabla gracias en gran parte a su solidez defensiva, que les sirvió para ser uno de los conjuntos menos goleados de Primera y también del fútbol europeo. A ese dicho buen momento sumaron también una victoria por 1-2 en Valladolid con la que dejaron bien encarrilada su primera eliminatoria copera.
Tras ello el Leganés afrontó un tramo de gran complicación en el que se midió de manera sucesiva al Sevilla, el Valencia, el Barcelona y el Celta de Vigo. Todos esos duelos terminaron de forma adversa.
En cambio otro nuevo triunfo ante el Valladolid en la Copa del Rey y el posterior liguero ante el Villarreal facilitaron una situación de comodidad en el arranque del mes de diciembre que lo siguió siendo pese a caer en Riazor y empatar contra el Levante como colofón al 2017.
Con el nuevo año llegó la locura. Los caprichos del calendario y el buen rumbo en el torneo copero hicieron que los madrileños se vieran obligados a jugar un total de diecisiete partidos en apenas dos meses.
No fue sin embargo motivo de queja para ellos ya que durante esas semanas se vivieron algunos pasajes que serán recordados para siempre. El más importante, sin duda, el triunfo por 1-2 en el Santiago Bernabéu que les clasificó para las semifinales de la Copa del Rey. Antes habían apeado al Villarreal y solo el Sevilla fue capaz de acabar con el sueño de disputar el partido por el título.
En liga el plantel resistió la carga de enfrentamientos aunque tuvo que asumir poco a poco que se escapaba el más difícil todavía de entrar en competiciones europeas. Aún así sumó puntos que a la postre han resultado importantes para no pasar apuros en el tramo decisorio.
Después de encadenar cuatro derrotas en cinco partidos ligueros, la victoria por 2-0 en casa ante el Málaga supuso un soplo de aire fresco en la medida en que se ponía distancia de por medio con un rival directo. Los triunfos ante el Sevilla y el Celta dieron la primera oportunidad de cerrar la salvación. No pudo ser tras caer ante el Villarreal y tampoco después de firmar un empate contra el Deportivo y de perder en el Bernabéu. Finalmente ha sido un tropiezo deportivista el que ha puesto fin a la agonía.
Alcanzado el reto, la idea ahora pasa por ser competitivos en lo que resta y terminar lo más arriba posible en la tabla mientras comienza a cobrar importancia aquello que sucede fuera del terreno de juego.
De cara a la 2018-2019 queda por resolver la duda de si continuará el entrenador Asier Garitano toda vez que otra incógnita como era la renovación del secretario técnico Txema Indias se culminó con acuerdo por ambas partes.
También está por ver qué pasará con un mito de la entidad como es el capitán Martín Mantovani, quien acaba contrato y es el único futbolista que ha permanecido en el vestuario de continuo desde la no muy lejana etapa de Segunda B. El balón seguirá rodando pero el futuro ya llama a la puerta.