Carlos Mateos Gil
Leganés (Madrid), 24 ago .- En Leganés se conoce como 'garitanismo' al respeto por todo aquello que guardaba relación con la forma de actuar del técnico Asier Garitano, quien durante cinco campañas guió al equipo desde Segunda B a la máxima categoría del fútbol español sellando dos permanencias consecutivas en ella.
Con su adiós, el pasado mes de mayo, esa 'forma de vida' puso rumbo a San Sebastián tras aceptar una oferta de la Real Sociedad pero solo ha habido que esperar a la segunda jornada del siguiente curso para ver de nuevo al entrenador en Butarque.
Como era de esperar la expectación por su regreso fue máxima. Ya desde que se sorteara el calendario era esta una fecha señalada con tinta indeleble para todos los seguidores del conjunto blanquiazul, casi tanto como la visita de algunos de los conjuntos llamados 'grandes'.
El objetivo, mostrarle el cariño que aún se le profesa gracias a sus éxitos. Ya lo habían hecho mientras estuvo al frente del plantel, nombrándole incluso hijo adoptivo de la localidad, y se trataba de que ese idilio siguiera aunque ahora defendiera otros colores.
Como aval en su favor un total de doscientos veintidós partidos oficiales en las distintas competiciones que se saldaron con un balance de ochenta y siete victorias, cincuenta y nueve empates y setenta y seis derrotas.
Fue el club uno de los primeros en volcarse dedicándole varios guiños a través de los carteles, el físico y el online, que suelen publicar cuando los leganenses juegan en casa. En el primero de ellos recurrieron a la frase 'Asieritos somos y en el camino nos encontraremos' mientras que en el segundo optaron por una alternativa multimedia con la canción 'Volver' y el cartel de la película homónima de Pedro Almodóvar con Garitano como protagonista.
Era de esperar, sin embargo, que las mayores muestras de respeto para él y el preparador físico Miguel Pérez, quien optó por acompañarle en su nueva aventura, fueran las procedentes de los seguidores. Y estas se hicieron patentes desde el mismo momento en el que se dejaron caer por la capital de España. De hecho en el mismo hotel fueron recibidos por una treintena de personas con las que compartió algunos instantes.
Lo mismo sucedió horas más tarde, cuando el autobús de su nuevo club apareció por las inmediaciones del estadio cerca de las 20.45 horas. Nada más bajar fue jaleado por un centenar de aficionados, a los que fue a saludar antes de entrar en el recinto para la previa del choque.
Una vez en el interior tocaba el turno de cruzarse abrazos con algunos de los que habían sido futbolistas suyos durante la anterior etapa y también con aquellos empleados del club con los que había compartido el trayecto.
Explicaba en la previa que iba a ser una sensación rara para él saltar al verde y sentarse en el banquillo izquierdo en lugar del derecho como habitualmente solía hacer. Superado ese proceso rodeado de cámaras, y tras estrechar la mano de Pellegrino, comenzó a desarrollar el papel que tenía encomendado y que no era otro que buscar los tres puntos para los suyos.
Sentado junto al resto de sus hombres, no asomó por la banda hasta el minuto seis. Lo hizo de brazos cruzados y por un breve periodo de tiempo antes de retornar a su asiento para analizar desde allí lo que sucedía.
Más expresivo se le vio en el minuto once cuando un tanto de Zurutuza permitió adelantarse a los suyos. Sin casi tiempo para procesar esa feliz noticia, marcó también Illarramendi dándoles mayor tranquilidad.
Pero no se relajó el de Bergara. Siempre gesticulante, corrigiendo los desajustes que apreciaba, aprovechó incluso un parón del juego para intercambiar unas palabras antes del descanso con el capitán Asier Illarramendi.
En la segunda parte cambió el panorama y le tocó al conjunto vasco sufrir. También a su entrenador, en constante tensión para evitar un fallo de concentración que le costara el empate tras encajar el 1-2. Al final no pudo contener el ímpetu del contrario, terminando el enfrentamiento en empate.
Ya calmado, en sala de prensa, Garitano hizo balance de lo vivido: "Yo ya sé como es la gente de aquí, sé que siempre ha sido muy cercana conmigo. Me han respetado mucho, me tienen aprecio. Yo también a esta ciudad y a esta gente. Ha sido diferente poder venir aquí pero encantado porque yo sé lo que ha costado poder estar con los mejores, poder competir. Muy buena señal tanto para el Leganés como para mi. Ha estado bien, ha estado chulo".