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No hay kilómetros que detengan a una afición incansable

Pablo Pla

A pesar de la derrota la afición del Celta no deja de animar. Desde primera hora de la tarde los seguidores del conjunto celeste entonaban cánticos propios de la grada de Balaídos. Recorrieron más de 160 kilómetros por ver a sus ídolos en el clásico gallego.

Unas 630 personas se reunieron en el estadio del eterno rival para disfrutar de su equipo en el derbi. Y aunque no pudo llevarse el partido, los aficionados estuvieron con los jugadores hasta el último minuto.
Ya empezaron las peñas celtiñas desde Vigo. Hasta seis autobuses partían de la ciudad del sur de Galicia, camino de Santigo, para reunirse con el resto de aficionados que allí esperaban.
Una vez en Santiago se encargaron de pasear por las calles cantando y ondeando las banderas, después se reunieron en el local de las peñas celestes de la ciudad antes de salir hacia A Coruña.
La fiesta sólo acababa de empezar. En el autobús se podía ver la alegría, mezclada con nervios, por parte de los aficionados que veían como se acercaban a la casa del eterno rival.
Una vez en el estadio, donde tuvieron que entrar una hora antes por seguridad, seguía la fiesta en la curva del estadio de Riazor. Aunque el resultado no acompañó, lo que está claro es que la grada del Celta no paró de animar en ningún momento y volverán a recorrer kilómetros para alentar a su equipo allá donde vayan.

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