En un encuentro sin historia, el Celta venció por la mínima al Almería (1-0) para sellar su pase a octavos de final de Copa del Rey. Eduardo Berizzo aprovechó el encuentro para dar oportunidades a los menos habituales con un resultado negativo.
Ninguno de los menos habituales aprovechó este partido para reivindicarse. Alende tuvo poco trabajo, Madinda apenas apareció, Señé lo intentó sin suerte, Drazic se perdió en su único regate y Guidetti no fue capaz de generar ninguna ocasión. Solo Rubén Blanco destacó con alguna intervención de mérito. Al que no se puede evaluar es a Pape Cheikh, al que el entrenador argentino condenó al lateral derecho, un puesto totalmente desconocido para el centrocampista.
Desde el pitido inicial la actitud de ambos equipos demostraba que la eliminatoria sentenciada. Bajo una intensa lluvia, la agresividad fue mínima en todo momento y el dominio celeste inerte. Hubo que esperar 17 minutos para ver la primera ocasión. Córner botado por Wass, que cabeceó Cabral y que Julián despejó a córner. El público se aburría y pensaba más en el futuro de Augusto que en lo que ocurría sobre el césped. Solo un sombrero exquisito de Pape Cheikh despertó a la afición de su letargo.
Pasada la media hora de juego llegó el susto del cuadro andaluz. Eldin, libre de marca en el segundo palo, envió al lateral de la red un buen centro de Antonio Marín desde la banda derecha. Fue un hecho aislado porque el choque volvió al tedio más absoluto hasta que Wass ejecutó una falta lejana con un efecto de fuera hacia dentro que Julián se tragó de forma incomprensible. Primer gol de libre directo del danés con la camiseta del Celta.
Con la eliminatoria sentenciada, el Almería se liberó y comenzó a pisar más el área local. Tras una pérdida tonta de Señé, Cristian Herrera recibió solo ante Rubén Blanco, pero su chut pegó en el lateral de la red. Berizzo movió rápido ficha y metió a Augusto que fue recibido al grito de "Augusto quedaté". El carrusel de cambios enfrió todavía más el encuentro para desgracia de los 'valientes' que acudieron a Balaídos.
En la última media hora solo un potente tiro de Ximo Navarro obligó al portero celeste a lucirse. En la escuadra viguesa, solo Pablo Hernández parecía tomarse en serio el partido. Nada positivo se pudo destacar de un segundo tiempo mediocre. Un soltero contra casados en toda regla.