Es Noticia
Atlético de Madrid
2-3
Celta de Vigo

'Tucutazo' en el Calderón

Marci Varela

Quince años después, el Celta alcanza las semifinales de Copa del Rey tras lograr una victoria de prestigio en el Vicente Calderón por 2-3. El equipo vigués tuvo una pegada letal ante un Atlético de Madrid que mostró carencias inesperadas en defensa. Un doblete de Pablo Hernández y un tanto de Guidetti hacen soñar a la afición celeste con volver a una final.

El guion del encuentro fue distinto al de la ida en Balaídos. En su estadio, el Atlético llevó el peso del partido ante un Celta que defendía cerrando muy bien los espacios entre líneas. Orellana y Aspas no se despegaban de Juanfran y Filipe, respectivamente. Tanto duelo individual provocaba gran cantidad de imprecisiones en ambos conjuntos. 
Al cuarto de hora, Rubén Blanco se llevó un buen susto. El portero no fue capaz de detener a la primera un tiro lejano de Griezmann y Vietto fue con todo a por el balón divido pese a que el mosense ya lo tenía en sus manos. Rubén tuvo que ser atendido de un fuerte golpe en el pecho y, finalmente, pudo continuar hasta el descanso. Mientras, el atacante rojiblanco fue amonestado. El jugador más inspirado sobre el terreno de juego era Saúl, que estuvo a punto de lograr un golazo. El centrocampista superó a todos los rivales que le salieron a su paso y su remate final lo despejó el guardameta visitante de forma salvadora.
Cuando mejor estaba el Atlético llegó el gol celeste en un 'gilicórner'. Wass la tocó a Orellana, que colgó la pelota al área donde Pablo Hernández, libre de marca, cabeceó a la red el esférico. El 'Tucu' sigue con su idilio en el Calderón y desató la euforia de todo el celtismo. Sin embargo, la felicidad solo duró siete minutos. Ferreira Carrasco probó suerte con un tiro lejano que Rubén desvió a los pies de Griezmann, que no desaprovechó el regalo del portero. Con igualdad en el marcador, el encuentro ganó en tensión y en ese escenario Orellana tomó los mandos de la nave celeste y mantuvo a raya a Juanfran.

Nueve minutos mágicos

La dinámica del encuentro no cambió en el segundo tiempo: más garra que fútbol. La primera oportunidad fue para el Celta. Moyá le ganó el mano a mano a Guidetti. En la siguiente no fallaría el sueco. El atacante se inventó un misil desde 30 metros que sorprendió al guardameta local. Golpe de efecto de los vigueses. La reacción de Simeone fue meter a Correa, que mandó al larguero el primer balón que tocó. Perdonaba el Atlético, pero no su rival. Un centro de Hugo Mallo lo remató de cabeza Pablo Hernández sin oposición al fondo de las mallas.  
El tercer tanto fue un mazazo para el cuadro colchonero, que no podía creerse lo que estaba ocurriendo. Ningún equipo le había marcado tres goles esta temporada. Algunos jugadores perdieron los nervios y comenzaron a repartir patadas innecesarias. Cuando todo parecía sentenciado, Correa se sacó una jugada sensacional de su chistera y recortó diferencias con un tiro sutil pegado al palo. Pese a la tensión del momento, el Celta no fue presa de los nervios y no perdió la compostura en los minutos finales. En ningún momento se encerró atrás y mantuvo su sello hasta el final. El fútbol venció a la racanería.

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