El césped, protagonista de la noche

Ni los goles de Iago Aspas, ni las carreras sin fin de Theo Bongonda, o la lucha incansable del 'Tucu' Hernández fueron los únicos protagonistas del partido entre el Celta de Vigo y el Sevilla FC. El nuevo césped instalado en Balaídos tuvo en la noche del jueves una prueba de fuego y no la superó correctamente.

La necesidad urgente de sustituir el castigado verde del estadio se había convertido en una prioridad para el Celta, las continuas críticas procedentes de Eduardo Berizzo y sus jugadores hicieron que desde la directiva se articulasen todos los resortes para llegar a un rápido acuerdo con el Ayuntamiento de Vigo para cambiarlo. Los trabajos fueron encargados a la empresa puntera RoyalVerd, responsable de campos como Mestalla, Maracaná o Camp Nou, y en un tiempo récord Balaídos lucía como una verde y apetecible pradera.
Pero la falta de previsión anterior supuso que el campo no ¡tuvo casi tiempo para asentarse al realizarse el  cambio en medio de la temporada, a lo que se le sumó el factor climatológico, muy adverso en los últimos días en la ciudad de Vigo. En su debut ante el Sevilla en Liga el campo aguantó los envites del encuentro con nota, pero en la vuelta de la Copa no ha sido así.
Las incesantes lluvias, muy fuertes y abundantes, hicieron que el campo no fuese capaz de drenar ni un poquito el agua caía desde el cielo. Ahora toca preguntarse si este ha sido un problema puntual, fruto de la necesidad de usar un campo que aún no está asentado correctamente, o si el sistema de drenaje es defectuoso o mal evaluado para una ciudad como Vigo. Lo cierto es que ayer durante gran parte del partido la pelota no corría ni un poquito y de ello se quejaron Eduardo Berizzo y Sergi Gómez al terminar el encuentro, "un campo difícil en el que el balón no corría" así se expresó el míster.
Lo cierto es que la empresa RoyalVerd antes del choque ya avisaba en su twitter oficial de los posibles efectos de la lluvia pero por ahora no ha hecho ninguna evaluación post partido.