Hay presentaciones y presentaciones, pero la de Sisto, que así quiere que se le conozca ha sido especial. Especial porque una tremenda sonrisa dibujaba su cara, como la de un niño que abre sus juguetes el día de reyes. Así estaba Sisto en Balaídos, feliz. Y cuando uno es feliz reparte su alegría con todo el mundo. Y así fue, el danés no paró de hacerse fotos con la afición, de firmar autógrafos, camisetas y repartir balones. Pero los mayores aplausos fueron a su magia.
Y es que Balaídos ya tiene a su nuevo mago, un prestidigitador de la pelota, él ejecuta y el esférico obedece. En sus pies parece sencillo, pero sabemos que no lo es. Sisto tiene la alegría y el arte por bandera, en Vigo será un ídolo, la plantilla ya lo ha recibido con los brazos abiertos.