Nuevos desprendimientos justifican la suspensión del partido

El desprendimiento de más planchas de la cubierta del estadio de Balaídos ratifica la decisión de suspender el encuentro de este domingo entre el Celta y el Real Madrid por motivos de seguridad. Un hecho que desacredita por completo las versiones llegadas desde el entorno del conjunto blanco que buscó hasta el último momento disputar el choque a pesar de la evidente falta de seguridad para los aficionados y jugadores.

El temporal no remitió en la ciudad de Vigo durante horas, si el viernes volaron más de 20 metros cuadrados de chapas y uralitas del techo que cubre la Grada de Río, a lo largo de la madrugada volvieron a desprenderse nuevos elementos de la cubierta. Así lo especificó el Ayuntamiento de Vigo en un parte que ratifica nuevos desperfectos en el municipal que ha visto agrandado el agujero de su techo ante la caída de una nueva plancha de uralita y el desprendimiento de parte de otra.
El peligro de estos nuevos desprendimientos era la causa que habían esgrimido los técnicos municipales para desaconsejar la celebración del encuentro ante el Real Madrid, una decisión que tomó el alcalde vigués, Abel Caballero, "el informe de nuestros técnicos dice que dos de las planchas cayeron sobre el césped. Además, el informe dice que hay riesgo para la integridad de los jugadores", una medida muy criticada por la prensa de la capital y por el equipo presidido por Florentino Pérez que presionó al Celta y a La Liga para jugar en partido obviando los informes de seguridad.
Las obras de reparación no comenzarán hasta el martes, momento en que el temporal empiece a remitir y sea seguro para los operarios realizar las reparaciones pertinentes. La duración de estas reparaciones será de al menos cinco días tal como lo explicaron desde el ayuntamiento por lo que no habrá problemas para que Balaídos esté listo el 16 de febrero ante el Shakthar Donetsk.