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Otro 20 de abril que llama a las puertas de la historia

Nacho Vizcaíno

El 20 de abril no es una fecha más. A más de uno le vendrá a la mente la canción de Celtas Cortos, pero al celtista le treaerá malos recuerdos. Una herida que se puede cerrar justo 23 años después. Un 20 de abril de 1994 el Celta perdió la final de la Copa del Rey contra el Zaragoza en una fatídica tanda de penaltis. Un 20 de abril de 2017 el Celta puede pisar por primera vez unas semifinales de Europa League. En Aspas, Guidetti, Mallo y compañía está el convertir una fecha de amargo recuerdo en una para recordar con felicidad toda la vida.

 
Siguiendo la lógica de "con un clavo se saca otro clavo", el Celta tiene la oportunidad de cerrar la herida del 20 de abril del 94 con otro partido histórico en la misma fecha. El Luminus Arena no es el Santiago Bernabéu, ni el Genk el Zaragoza, ni tan siquiera pasar a semifinales se puede considerar un título como era el que estaba en juego hace 23 años. De lo que no hay dudas es de que el club vigués está ante una ocasión inmejorable para empequeñecer aquel mal trago y llenar el hueco con un recuerdo imborrable de verse a tres partidos de un título continental.
Para muchos celtistas, aquella final de Copa del Rey fue el primer gran recuerdo como aficionado. Hacía mucho tiempo que el Celta no se veía en una cita así. Habían pasado 46 años desde la última vez que el cuadro celeste estaba en una final copera. Europa era algo que apenas se había catado en los 70: solo 180 minutos. Las alegrías y las tristezas llegaban por conseguir la permanencia o no. Fue en ese contexto en el que llegó aquel día, con un once plagado de nombres emblematicos: Cañizares; Dadíe, Alejo, Patxi Salinas, Otero; Salva, Andrijašević, Engonga, Vicente; Ratković y Gudelj. A los mandos, Txetxu Rojo.
El partido terminó con empate sin goles y la prórroga tampoco solucionó el empate. Toco irse a la tanda de penaltis. Andrijašević, Gudelj, Dadíe y Losada habían anotado las cuatro penas máximas del Celta. Cáceres, Nayim, Darío Franco y Gay los del Zaragoza. El quinto y definitivo lanzamiento celeste recayó sobre Alejo. Cedrún paró el tiro, que fue bajo y bastante centrado e Higuera marcó el quinto, lo que le dio el título al cuadro maño. La llaga copera aún sigue abierta. El Celta tuvo la ocasión de taparla en el 2001, pero volvió a fallar. Hoy repite fecha con la ilusión de cerrar esa vieja herida.
 

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