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Manchester United
1-1
Celta

El sueño europeo se rompió en Old Trafford

Nacho Vizcaíno

No pudo ser. El Celta se despidió de la Europa League en Old Trafford ofreciendo su mejor cara. Intentando ser el equipo de siempre. Cayó haciendo lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol. El 'Teatro de los Sueños' se convirtió en un pequeño Balaídos, donde las gargantas de más de 2.600 aficionados arroparon al equipo e hicieron enmudecer a la grada local durante la mayor parte del tiempo. La dedicación de jugadores y afición quedó sin premio.

Tanto Berizzo como Mourinho repitieron el once de la ida, pero lo que se vio en el campo fue diferente a lo que se vivió en Balaídos. Fue el Celta el que saltó al campo con la intención de mandar en el encuentro y enseguida empezó a jugar a su gusto: queriendo ser el dueño de la pelota, presionando en campo contrario, moviendo el balón con criterio... Mientras que al Manchester parecía valerle la dinámica del encuentro y buscaba hacer daño gracias a su verticalidad. Casi no tocaba el balón pero la sensación de peligro era evidente.
La mejor noticia para el Celta fue que Iago Aspas estuvo activo desde el comienzo del partido. En Old Trafford consiguió zafarse de la marca de los 'red devil' y en seguida generó peligro. A los tres minutos ya había probado a Romero tras avanzar por la banda derecha y recortar hacia el corazón del área. En estos compases iniciales, el Celta rondaba los aledaños de la portería local y el Manchester estaba muy incómodo en el partido, pero todo cambiaría con un simple pase.
Los de Mourinho lograron recuperar oxígeno del asfixiante arranque del Celta al cuarto de hora. Encadenaron sus dos primeras posesiones largas y ahí consiguieron asestar el primer golpe de la noche. Rashford retrasó su posición para recibir el balón y sirvió desde unos 30 metros un balón en diagonal al segundo palo en el que apareció Fellaini para cabecear el esférico al fondo de la red. El belga se aprovechó del error en la marca del 'Tucu' y ponía el 1-0 cuando el Manchester apenas había hecho nada en el encuentro. 
Los 'red devil' intentaron hacer sangre en los minutos siguientes. El equipo obtuvo la confianza en sí mismo que no había demostrado en todo el encuentro y se fue en busca del segundo tanto ante un Celta que tardó unos minutos en recomponerse del duro golpe. El equipo de Mourinho aprovechó el momento para imponer su forma de juego, aquella que le permitió estar tan cómodo en Balaídos, pero el Celta conseguiría zafarse de este sistema de juego, algo que no consiguió en la ida.
Con Pione Sisto como gran protagonista, el cuadro celeste recuperó sus señas de identidad en los últimos minutos de la primera parte. Tras un tiro desde la frontal del 'Tucu' llegó un remate con efecto del extremo danés y un cabezazo en plancha de Wass que se fue por poco. El Celta se iba al descanso perdiendo, a dos goles de Solna, pero con las sensaciones de que todavía tenía mucho que decir en Old Trafford.
Berizzo movió piezas en el descanso. Jozabed entró por Wass y con el andaluz sobre el césped, el Celta mejoró en los metros finales. Romero tuvo que meter una mano salvadora a un centro de Mallo en los primeros segundos. Sergio también realizó una intervención providencial en los primeros compases, al despejar un obús de Mkhitaryan desde la frontal. El guión era el de la primera parte: los visitantes dominaban el balón, los locales querían sacar provecho de su juego vertical.
El Celta escondió el balón, cerró espacios atrás con seriedad y empezó a probar a Romero con insistencia. Primero Aspas desde la frontal, luego Guidetti con un remate desviado desde el corazón del área. Mientras, el Manchester daba algún susto puntual, demostrando que con poco podía hacer trizas las esperanzas celestes, pero ahí estuvo Sergio. El de Catoira le paró un mano a mano a Rashford y taponó un lanzamiento a un Fellaini muy bien posicionado. Volvió a ser crucial.
Con el paso de los minutos, Berizzo tuvo que empezar a agotar cambios. Metió a Bongonda por Radoja y dejó un equipo casi sin mediocentros puros, con Iago Aspas liberado detrás del punta. El Celta siguió picando en busca del gol. Jozabed buscó sorprender desde lejos, mientras que Guidetti cabeceó desviado dentro del área pequeña un gran centro de Mallo. Se estaba haciendo todo, solo faltaba puntería.
La traca final del 'Toto' fue introducir a Beauvue por Pione Sisto a falta de 11 minutos. Fue la apuesta final. El todo o nada. Hacían falta dos goles antes de que se llegara al final del partido. Y el Celta insistía: Bailly taponó un disparo de Aspas sobre la línea del área grande, pero acto seguido Roncaglia hacía crecer la llama de la esperanza a falta de cinco minutos para llegar al noventa. Bongonda recibió el balón, centró desde la derecha al corazón del área y el central argentino apareció para poner el empate a 1.
Tras la emoción de las tablas llegó el momento más lamentable de toda la eliminatoria. Se generó una tangana con la que se dejó de jugar al fútbol. Guidetti recibió una doble agresión de Bailly y de Valencia y el colegiado resolvió con una expulsión al central del Manchester y a Facundo Roncaglia, que también respondió. La situación hizo que se perdieran unos valiosos minutos y, lo peor, que el Celta perdiera la concentración.
La precisión en el pase que se había visto minutos antes dio paso a la precipitación y aún así el conjunto vigués tuvo la ocasión de anotar el 1-2. Guidetti recibió el balón en el corazón del área en la última jugada, pero la pifió en el remate, con Romero totalmente descolocado. Solo tenía que empujarla y el balón le impactó en la pierna. no pudo disparar. El sueco terminó roto, sollozando. Como todo el equipo. Pero este Celta, aunque se quedó sin final, ya es histórico.

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