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La regresión de Iago Aspas y su feo gesto a Pione Sisto

Alberto Bravo

Decía Sergio Álvarez, tras la conclusión del partido ante el Málaga que Iago Aspas es de "sangre caliente", para justificar sus protestas con el árbitro, con los rivales y hasta con sus compañeros. El portero del Celta ejerció de apagafuegos en un mala tarde donde tampoco sentaron bien las palabras de Hugo Mallo. Pero hubo un detalle que enfadó, y mucho, a buena parte de la afición, la bronca monumental de Aspas sobre Pione Sisto.

En el último mes de competición Iago Aspas no anda fino, no mete goles y no es tan decisivo como él quiere, eso es un hecho objetivo. A pesar de ello sigue siendo el mejor activo que tiene el Celta y Unzué sobre el campo el moañés ha perdido parte la magia y se ha enzarzado en protestas y discusiones inútiles que merman y mucho su rendimiento.
Protestas ante el Getafe, el Girona, Las Palmas o el Málaga le han valido dos cartulinas amarillas, pudo llevarse más, pero ahora Aspas goza de otro estatus que le permite librarse de muchas de ellas, como sucedió este domingo en Balaídos al reclamar un penalti inexistente. Es la vuelta al principio, al jugador que se pierde en muchas fases de los encuentros por no ser capaz de abstraerse de factores ajenos, que no puede controlar, y que sin embargo le llegan a sacar de quicio.
Sus protestas ante el estamento arbitral han ido en aumento, pero esto es sólo la punta de un iceberg que este domingo sobrepasó muchos límites. En la primera mitad reprochó acciones a Lobotka y Brais Méndez, que se quedaron en nada ante la monumental bronca a Pione Sisto.
El extremo danés se equivocó en un pase sobre Iago, lo intentó hacer con una cuchara, y Aspas estalló en cólera reprochando, de forma ostensible, la acción de Sisto. Muchos aficionados se dieron cuenta de lo sucedido y criticaron la actitud de Aspas en redes sociales.
Sergio Álvarez aseguró que son cosas que se quedan en el vestuario y no quiso darle mayor importancia. El gesto fue feo, descortés y poco deportivo, pero lo que subyace es lo preocupante: cuando las cosas no salen como Iago espera, Aspas regresa a esa época en la que su carácter explosivo sobrepasaba su calidad como jugador, es la regresión al Aspas salido del infierno, al Aspas más kamikaze y menos resolutivo.

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