Una tradición con pocos años pero que ha llegado para quedarse en los Celta-Dépor, el momento de unión entre dos aficiones rivales, dos minutos de hermanamiento bajo los acordes que unen a todos los gallegos, los del norte y los del sur, los del Celta y los del Deportivo. El himno de todos, el himno gallego, el de Eduardo Pondal y Pascual Veiga.
Todo Balaídos se puso en pie, bufandas al viento, celestes y herculinas para entonar 'o queixume dos pinos' y recordar que todos pertenecemos al 'Fogar de Breogán'. Por unos instantes las bromas y burlas al eterno rival desparecieron, un himno que tardará en volver a sonar en Balaídos, al menos un año, por el descenso del Deportivo.