366 días después nada queda del Celta de Old Trafford
Una nueva derrota en una segunda vuelta de pesadilla fuera de Balaídos, un partido donde el Celta aguantó treinta minutos, los que necesitó el Real Madrid para mostrar la calidad de sus atacantes. No hubo lavado de imagen, por no haber, no hubo nada. Este final de temporada es indigno de un equipo que hace 366 días tenía contra las cuerdas a todo un Manchester United.
Y es que sobre el césped estaban algunos de los jugadores que tuvieron en sus botas la gloria de alcanzar la final de la Europa League, pero han pasado 366 días, un año y 24 horas que han parecido una década. Involución, aburrimiento, tedio, esto es el Celta actual, el de un Unzué sentenciado y el de unos jugadores que han bajado los brazos.
Un Celta liberado de su carga competitiva se presentó en el Santiago Bernabéu con la única misión de salvar el honor de una aciaga temporada con un triunfo de prestigio que rompiese la mala racha fuera de su estadio, de Balaídos. Tampoco se jugaba nada el Real Madrid, pero algunos de sus jugadores si tenían un objetivo, ser titulares en Kiev.
Con un once de circunstancias, con una delantera que no superaba los 22 años, se plantó un Celta con buenas, pero frágiles, intenciones desde el comienzo del choque, unas buenas intenciones que perduraron incluso tras el gol de Bale en el minuto doce en una posición más que dudosa.
Tuvo el empate en su mano el conjunto vigués poco después, en una caótica jugada Casemiro arrolló a Brais en un posible penalti, la jugada continuó y el disparo de Jozabed tocó de forma involuntaria a Wass para acabar en el fondo de las redes de Navas. Con los jugadores celebrando el gol González Fuertes, a instancias de su línea, anuló el tanto.
Bale e Isco deciden
Y hasta ahí llegó la oposición celeste, ya que Bale marcó el segundo tras retratar a Jonny. El galés puso el esférico fuera del alcance de Sergio en una jugada absolutamente brutal, llena de potencia, calidad, habilidad y remate. Sin tiempo para asimilar el segundo golpe llegó el tercero.
Boye sería un chiste si no hubiese valido un millón de euros. Es difícil pensar que ha visto el Celta en este jugador para no darle la oportunidad a cualquier canterano.
Isco recibió en el pico izquierdo del área y desde ahí batió a Sergio con una rosca imparable a la escuadra del segundo palo. El malagueño ponía el tercero en el minuto 32 y cerraba el partido. Un castigo excesivo para lo que se había visto en el campo, pero donde la calidad merengue salió a relucir.
Wass pudo recortar distancias con un buen testarazo antes del descanso, pero con ese 3-0 se fueron ambos equipos a los vestuarios.
'Tucu' por Boyé
Unzué buscó cortar la sangría de la banda izquierda dando entrada al 'Tucu' Hernández por Lucas Boyé, pero el partido siguió por los mismos derroteros. Achraf marcó el cuarto en el 52 y Bale pudo marcar el quinto en el 58. Con el internacional chileno asentado en el campo las fuerzas se igualaron, también por el bajón de ritmo de un Real Madrid que se sabía ganador.
Aún así las pocas ocasiones eran para los locales, Sergio desbarató algún gol más, llegó el quinto con más de quince minutos por jugarse. Las caras de los jugadores y de Unzué lo decían todo. Sergi Gómez se marcaba un tanto en propia meta. Calentaba Aspas mientras observaba como Kroos marcaba el sexto, un gol para la reflexión, los jugadores del Real Madrid corrieron para poner en juego el balón desde la banda, los del Celta caminaron.
Entró Aspas, pero ya era una anécdota, el mejor delantero español de la temporada se probaba unos minutos para calibrar su estado de cara al Mundial. La garra, las ganas de golpear tan fuerte la puerta que acabe cayendo han desaparecido, este equipo dejó de creer hace mucho tiempo.
Toca periodo de reflexión, del legado de Unzué quedará Brais Méndez, la confianza en Lobotka y Maxi Gómez. Hay mimbres para volver a ilusionar. Pero 366 días después no queda nada del Celta de Old Trafford.
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