En el mes de enero el Celta perdió a un jugador de nivel como Guidetti, el sueco pidió salir del club ante la falta de minutos concedidos por Unzué y con el miedo de perder su plaza en el Mundial de Rusia. Para suplir a Guidetti llegó, el último día de mercado, Lucas Boyé. Anteriormente el club había contratado a Robert Mazan para reforzar su defensa, en ambos caso el rendimiento de los dos jugadores solo se puede calificar de fracaso.
Robert Mazan sólo ha disputado 58 minutos, ante el Alavés en Mendizorroza, un partido en el que se mostró tímido y atenazado. En la segunda mitad fue sustituido y nunca más se supo de él. Habitual en las convocatorias, debido a la corta longitud de la plantilla, ni cuando el equipo ha tenido bajas en sus laterales Unzué ha vuelto a contar con el eslovaco.
El joven lateral zurdo tiene todas las papeletas para salir este verano en forma de cesión. A pesar de ser internacional absoluto con su país, Mazan necesita un periodo de adaptación en el que será necesario que aprenda castellano, ya que el jugador no habla ni siquiera inglés, lo que provoca un serio problema de comunicación.
Más sangrante ha sido la cesión de Lucas Boyé, el argentino, que ha costado un millón de euros ha sido un absoluto fiasco a pesar de gozar de suficientes oportunidades. Con una calidad técnica muy cuestionable, saliendo acelerado a cada partido, el argentino no ha dejado ni un solo detalle para pensar que vio el club para acometer su llegada.
Jugadores que tuvieron que salir como Hjulsager habían mostrado más que Lucas Boyé, al que su buena actitud, unido a las bajas en ataque le han valido para sumar 243 minutos de juego. Su opción de compra de 12 millones de euros nunca será ejecutada.
El Celta ya ha tirado a la basura un millón de euros ya que cualquier jugador del filial ha mostrado mejores maneras que Lucas Boyé. Dejan Drazic, Juan Hernández o Dennis Eckert podrían haber asumido el rol del jugador del Torino que dejará entre la afición celeste un pésimo recuerdo.