Daniel de Ridder tuvo un paso efímero por el Celta. El holandés llegó a Vigo como una gran promesa de la cantera del Ajax. Con solo 21 años, este extremo aterrizó en un Celta recién ascendido de la mano de Fernando Vázquez.
En sus dos temporadas en Vigo fue de más a menos, en su primer curso disputó 17 encuentros, nueve de ellos como titular, e incluso anotó un gol. El Celta se clasificó para la Copa de la Uefa con Núñez y Silva jugando por las bandas, Canobbio en la mediapunta y Baiano de '9'.
En su segundo curso en el Celta, De Ridder apenas gozó de oportunidades y sólo jugó tres partidos. Tras una temporada en blanco fichó por el Birmingham de la liga inglesa. Retirado en 2015, el holandés tuvo una carrera marcada por sus continuos cambios de equipo, hasta nueve.
El holandés ha vuelto a escena tras una entrevista concedida a De Volskskrant. En ella hizo un repaso a su carrera. De Vigo y el Celta explicó que "era demasiado joven. Si vas solo, y yo fui por mi cuenta, no tenía idea de lo que me esperaba, es complicado".
Su percepción de Vigo es, según sus palabras, muy negativa: "Vigo, en el noroeste de España, es una comunidad bastante cerrada, tradicional, muy católica. El domingo estaba todo muy tranquilo".
De Ridder amplió sus explicaciones: "Sentía una gran soledad. Tenía una hermosa casa en el centro de Vigo, pero luego vuelves a casa del entrenamiento y no tienes ni idea de qué hacer", confesó.
Lo más extraño de sus explicaciones vienen de sus 'recuerdos' para cenar por la noche: "Cuando quería comer a las 10.30 de la noche los camareros me miraban: ¿Qué estás haciendo?, estamos recogiendo las mesas", una afirmación que choca de plano con la realidad.
Por último el ya exjugador reconoció que "he vivido en el extranjero durante siete años y jugué en varios clubes. Ha habido momentos difíciles. Me he enriquecido mucho como persona, aprendes a ver las cosas de otra manera. Como jugador debería haber hecho una carrera diferente", concluyó De Ridder.