La derrota es lo de menos cuando te enfrentas al Barcelona de Messi, el celtismo sólo está pendiente de una cosa, la lesión de Aspas. El delantero moañés pidio el cambio al comienzo de la segunda mitad cuando los vigueses ya perdían por 2-0, a la postre, el resultado final del partido. El Celta se va de vacaciones lejos de Europa, en zona de nadie, pero con la sensación de que las cosas van yendo a mejor desde la llegada de Cardoso al banquillo.
Lo que funciona no se toca, ese está siendo el planteamiento de Miguel Cardoso desde que llegó al Celta. El técnico luso sólo introdujo una novedad, obligada, respecto al once que ha confeccionado en las últimas semana. Robert Mazan entraba por el sancionado Juncà para intentar tomar un campo, el del Barcelona casi inexpugnable.
Con una apuesta solvente y valiente saltó el Celta al Camp Nou, los de Cardoso tenían la pelota, la movían con rapidez y lograban las primeras ocasiones de gol en las acciones de Boufal o en la cabeza de Araujo. El partido iba tiñéndose de color celeste hasta que un mal despeje de Rubén a un disparo de Messi fue aprovechado por Dembélé para poner el 1-0 en el 11.
El tanto aturdió al Celta los siguientes minutos, le tocó echarse atrás y aguantar la línea hasta que lograron enlazar dos o tres jugadas de mérito que reactivaron a los jugadores. Brais Méndez reclamaba un penalti por mano de Lenglet que obvió Prieto Iglesias. El central francés si cortó lun trayectoria del balón con su brazo, pero estaba replegándolo hacia el cuerpo.
Replicó el Barça con una contra que sacó bajo palos Araujo para que Ter Stegen respondiese al tiro de Maxi con una buena intervención en dos tiempos. Las sensaciones sobre el campo eran buenas, la apuesta de ser protagonista funcionaba hasta que el Barcelona encontró, al filo del descanso, un hueco en la zaga viguesa. Jordi Alba asistía a un Messi que, completamente solo, marcaba el 2-0.
Antes Maxi Gómez veía como Prieto Iglesias le pitaba una falta inexistente sobre Piqué que le hubiese dejado sólo delante de Ter Stegen, pero el VAR, parecía que ya estaba en plenas fiestas navideñas.
Cardoso se le jugó quitanto a Okay para dar entrada a Lobotka tras la reanudación, pero las esperanzas celestes se truncaban en el 51 cuando Aspas, con claros gestos de dolor, pedía el cambio. La ausencia de Aspas dejaba desangelado el partido, como si ya nada pudiese suceder.
El Celta reforzaba la medular con Beltrán dando todo el protagonismo en ataque a Brais, Boufal y Maxi Gómez. Precisamente fue el mosense el que pudo poner el 2-1 en el marcador con un ajustado disparo desde la frontal. Pero la calidad del Barcelona, con dos pases al límite del fuera de juego pudo meter el 3-0 por medio de Luis Suárez.
Sin nada en juego los minutos pasaban lentamente, ambos contendientes daban el resultado por bueno. Las aproximaciones a las metas de Rubén y Ter Stegen se iban espaciando en el tiempo. La falta de tensión provocó un barullo en el área azulgrana que salvó Semedo al interponerse al remate de Fran Beltrán tras una dejada de Maxi Gómez.
El Celta amasaba la pelota, buscaba, de manera infructuosa, un hueco en una zaga que ya estaba de vacaciones, como el resto de un Barcelona al que Valverde tuvo que meter de nuevo en el choque ante su claro bajón de intensidad. A pesar de ello, apenas sufrían, sin Aspas en el partido el Celta perdía buena parte de sus opciones de gol.
Los de Cardoso dejaron una imagen aceptable en el Camp Nou, pero les faltó ambición y claridad de ideas en los metros finales. Pero el resultado es lo de menos, el celtismo contiene el aliento con las piernas de Iago Aspas.