Hace ya más de un mes que el Celta de Vigo decidió apartar, por tercera vez en un año y medio al díscolo Emre Mor. El joven internacional turco prosigue con su espiral de autodestrucción futbolística que le ha llevado a seguir castigado por parte de una directiva que ya no encuentra ninguna solución por un jugador que siempre ha estado más preocupado por los aspectos externos a su oficio como futbolista. Tras 32 días apartado el celtismo ya no se acuerda de él.
Era el 23 de enero, hace un mes y 2 días, cuando el club reconocía a sus seguidores que el extremo se entrenaría al margen de su compañeros debido a un incidente sucedido en el entrenamiento del martes 22 de enero.
Desde ese momento Emre Mor llega a las instalaciones de A Madroa, cuando sus compañeros están volviendo a sus casas. Si en un principio algunas voces en el celtismo defendían al jugador asegurado que la culpa era de los entrenadores, que no sabían cómo tratar al otomano, ahora ya son conscientes de la falta de profesionalidad de un chico carente de la más mínima profesionalidad.
Esas críticas fueron especialmente duras con Juan Carlos Unzué. El navarro tardó en darle minutos ya que Emre Mor llegaba con una pequeña lesión y casi sin preparación. A pesar de la demanda de minutos por parte de la afición, ilusionada con la llegada de un jugador del Borussia Dortmunt con traspaso récord para las arcas celestes, Unzué no daba su brazo a torcer lo que provocaba enormes críticas por su gestión.
Finalmente Unzué terminó por apartarlo en dos ocasiones debido a sus retrasos y falta de actitud. Uno un propósito de enmienda por parte del turco, pero se quedó sólo en ese propósito ya que su profesionalidad no mejoró. El Celta esperaba que con la llegada de Antonio Mohamed la situación cambiase, parte de la directiva creía que mucha culpa del mal año de Emre Mor estaba en la gestión realizada por Unzué.
Pero la realidad demostró que Emre Mor poco había cambiado. Mohamed apenas le daba minutos pero sí 'toques' en las ruedas de prensa. Terminó sin jugar y sin entrar en muchas convocatorias ya que el técnico argentino tampoco fue capaz de encauzar al turco.
La llegada de Cardoso ha sido el fin de Emre Mor, apartado desde hace un mes, nada hace indicar que el castigo se vaya a levantar en un corto espacio de tiempo. Miñambres dejó, a principios de febrero esa puerta abierta, pero el turco sigue entrenándose en solitario.
El Celta le buscó equipo y el celtismo, por mal que le vayan las cosas al primer equipo, ya sabe que Emre Mor no va a ser la solución, ni siquiera parte de ella. El negocio será ruinoso ya que nadie quiere hacerse cargo de un díscolo futbolista que ha ha costado ya a las arcas celestes, entre traspaso y ficha, más de 17 millones de euros.
La afición hace tiempo que dejó de reclamarlo, dejó de creer en él, a pesar de que en su última aparición en Balaídos le aplaudió con especial ánimo a ver si era capaz de contagiar un poco de entusiasmo a un futbolista tan talentoso como vacuo.
por su culpa el celta puede ir a segunda division