El Celta protagoniza un nuevo drama ofensivo en Mendizorroza

Nada ha cambiado en el Celta de Vigo tras el parón de selecciones, el cuadro vigués volvió a mostrarse como el equipo que no sabe como hacer daño a sus rivales, sin ideas en su juego, débil a balón parado y donde solo los destellos individuales pueden suplir, de vez en cuando, las carencias de un equipo que no disparó a puerta hasta el mitnuto 87. La victoria por 2-0 del Deportivo Alavés es tan justa como malas son las sensaciones que deja el cuadro de un Escribá que volvió a perder la batalla en las pizarras.

Dominio y ocasiones locales en los primeros minutos vividos en Mendizorroza ante un Celta aletargado y que obviaba ejercer una presión que incomodase la salida de balón de un Alavés que no tardaba en probar los reflejos de Rubén Blanco. Un cabezazo de Joselu, tras un error en la marca de Jorge Sáenz , permitía al canterano del Celta rematar sin oposición.

El no gol de Santi Mina

Sin control sobre el partido la sorpresa llegaba a Mendizorroza con un gol de Santi Mina que tuvo que verificar el VAR al encontrarse en posición ilegal en el pase de Aspas fruto de una contra.

En un primer momento se daba por válido al pensar que Duarte era el último jugador en tocar el esférico pero tras varias repeticiones y casi cuatro minutos después José González anulaba el tanto al observar que era Aspas el último jugador en tocar en balón dejando a Santi Mina en fuera de juego.

Mientras tanto Iago Aspas era el objetivo de las faltas de un Alavés que tenía claro que a la estrella del Celta se la iba a parar por lo civil o lo criminal, en poco más de 10 minutos efectivos de juego el delantero moañés ya se había ido a la lona en tres ocasiones, cada vez que tocaba el balón.

Las continuas interrupciones aislaban el poco juego que podían disfrutar los asistentes a un choque donde Lucas Pérez fue el siguiente en crear cierto peligro ya en el minuto 23. El delantero coruñés se enredó en caracoleos innecesarios para habilitar su pierna buena desde la frontal. Finalmente terminó cediendo el esférico a un compañero al estar completamente descolocado para buscar un remate.

Aspas perdona al Alavés

Iago desperdicia la mejor ocasión del primer acto en una acción en la que se quedó completamente solo delante de Pacheco pero que no supo definir con la diestra, su pierna menos buena, lo que permitió a la zaga babazorra interceptar su débil remate a puerta. El pase de Santi Mina era medio gol.

Y Joselú falla lo imposible

El partido entraba en su periodo de ebullición, ninguno de los dos equipos era capaz de de controlar el  juego y Luis Rioja dejaba en evidencia a Mallo en un ataque que terminó con un disparo de Joselú, con Rubén Blanco batido, a menos de un metro de la línea de gol que mandó al larguero. El de Silleda fallaba un gol cantando para alivio del medio millar de celestes presentes en Mendizorroza.

Rafinha, una supuesta mano y otro VAR

Sin juego pero en una montaña rusa de sensaciones José González señalaba, en el 35', un dudoso y extraño penalti por mano de Rafinha ante la incredulidad del brasileño, que además había sido empujado por un rival. Minutos de tensión ya que Munuera Montero vacilaba en el VAR y obligaba al colegiado a ver la jugada para corroborar que el balón daba en la cara del brasileño señalando saque de portería.

Mallo no aguanta y es sustituido

La primera mitad terminaba con un nuevo palo para el Celta, Hugo Mallo pedía el cambio por un problema muscular. Escribá, con los dos laterales suplentes lesionados o fuera de la convocatoria tenía que dar entrada a David Costas para formar una línea defensiva de circunstancias con 3 jugadores que apenas habían tenido minutos en las anteriores ocho jornadas de liga.

Otra mala marca, gol del Alavés

La segunda mitad comenzaba con un error de Aidoo al perder de forma inocente e innecesaria la pelota. Este error permitía al Alavés sumar una acción de ataque mal gestionada por Lucas Pérez. Esta era el anticipo del gol babazorro, un corner sacado por Lucas Pérez en el que Magallán se aprovecha de la mala marca de un Okay que mira a puerta en lugar del rival para batir a Rubén Blanco.

Joselú fallaba su segundo gol cantando en el 54 al rematar desviado una clara ocasión tras el pase de Vidal, anteriormente había cabeceado al larguero sin mucho peligro. El Celta necesitaba reaccionar y buscar su primer disparo a puerta del partido, Escribá daba entrada a Brais por un desacertado Okay Yokuslu.

Un escalofrío recorría el estadio al ver como Juncà se iba al suelo tocándose su hombro derecho, el mismo que se luxó en pretemporada. En un primer momento parecía que el lateral tendría que dejar el campo, pero tras la intervención de los servicios médicos del Celta pudo volver al césped para disputar la media hora final.

Rubén tenía que volver a intervenir en el 64' a cabezazo tras córner de Laguardia. El tanto del central hubiese sido la sentencia para un Celta que seguía sin disparar a puerta cuando el partido iba en el minuto 70. Ya que Denis, en ese minuto, tenía una buena ocasión que mandaba por encima del larguero.

Con tres defensas, a por el milagro

El Celta ahora dominaba la posesión pero era incapaz de hacer daño y el partido llegaba al 80' sin un solo remate entre los tres palos. En ese momento Fran Escribá apostó por suplir a Juncà para dar entrada a Pione Sisto en un intento a la desesperada de un Celta de nuevo inofensivo.

Pero era Lucas Pérez, el coruñés, el que marcaba el tanto de la sentencia en el minuto 81 con un ajustado remate al palo corto en el que nada podía hacer para evitar el tanto.

El primer remate a puerta, en el 87'

Esa es la realidad de un Celta que aún no he encontrado la manera de marcar goles a pesar de los nombres que aparecen en su delantera. El primer remate llegó en el minuto 87, un claro ejemplo de un equipo que sigue perdido de la mano de un técnico que aún no ha dado con la tecla, un Escribá que vuelve a mostrar su incapacidad para armar un bloque peligroso.