La derrota por 2-0 del Celta de Vigo ante un Deportivo Alavés que sólo había sumado ocho puntos hasta este encuentro vuelve a señalar a Fran Escribá. La imagen del entrenador valenciano vuelve a quedar en entredicho por un equipo que sigue adoleciendo de la mismas carencias y cometiendo los mismos errores desde el comienzo de la temporada sin que haya evolución o mejora en el juego celeste.
"Como dije en su día, y no me gustaría repetirme, hemos tenido un calendario muy complicado" justificó en sala de prensa, una afirmación que debería atentar a la inteligencia del celtismo ya que el Celta se ha hundido en partidos ante rivales parejos o inferiores como los del Espanyol, Éibar o Alavés. De hecho ante los teóricos grades el Celta suma cinco de los nueve puntos logrados hasta el momento.
El Celta sigue mostrándose débil a balón parado, este domingo Joselu y Magallán disfrutaron de ocasiones clarísimas en sendos saques de esquina. Sólo la presencia de Aidoo y Araujo en otros partidos ha permitido al Celta ser más solvente en la zaga.
En producción de fútbol el Celta sigue mostrando un juego plano, horizontal, lento en su circulación e incapaz de superar una línea rival mediante un pase y solo las acciones individuales provocan algo de vértigo en el juego vigués. Por ahora Escribá sigue apostando por las mismas caras y las mismas soluciones sin que nada nuevo suceda a pesar de que el equipo lleva ya dos meses entrenando juntos.
Esta falta de juego se acentúa cuando el equipo alcanza la zona de tres cuartos, el perfil similar de todos los jugadores hace que el fútbol celeste se vuelva previsible al ser una interminable sucesión de pases buscando un hueco en la zaga rival que nunca aparece ya que el rival siempre se repliega sin problemas ante la falta de velocidad del ataque celeste.
Esto se transforma en un equipo que apenas dispara al marco rival, siendo hasta esta semana el peor equipo de Europa en remates, y que cuando lo hace suele ser por fuera, como sucedió ante el Alavés, donde el primer remate entre los tres palos llegó en minuto 87.
A pesar de que en varias ocasiones ha asegurado que ha pedido a sus jugadores ser más verticales y que busquen jugadas más directas esto no se ha visto en los partidos salvo en ocasiones puntuales en las que Rubén Blanco ha buscado a Iago Aspas y Santi Mina.
Otro de los males de este Celta en su nula capacidad para presionar, con un bloque muy bajo en el campo, el rival llega sin oposición casi a la frontal del área celeste. El trabajo defensivo de los cuatro de arriba es casi inexistente y si lo hay, especialmente en el caso de Santi Mina, poco efectivo.
El rival se planta de Lobotka y Okay Yokusku, que se han convertido en titulares por decreto a pesar de los buenos momentos que sí ha ofrecido Fran Beltrán. Los dos medios no están ni cerca de su mejor nivel y sin embargo, a pesar de que suman más minutos con sus selecciones que les causan más desgaste, siguen siendo de la partida jornada tras jornada.
Ahí está otro de los pecados capitales de Escribá, su poca capacidad para rotar piezas ya que con todos sanos el once celeste ya es conocido por todos y jugadores llamados a tener protagonismo este curso apenas han participado.
Jorge Sáenz, Pape, Beltrán, ahora Brais Méndez o el Toro Fernández suman pocos minutos a pesar del mal nivel de juego de sus teóricos rivales en la plantilla del Celta, un hecho que se ha acentuado con las continuas lesiones musculares que acumula la plantilla en solo 10 jornadas de Liga.
Por la enfermería ya han pasado Hugo Mallo, Kevin Vázquez, David Costas, Lucas Olaza, Juncá, Okay Yolusku, Rafinha, Juan Hernández, Santi Mina y el Toro Fernández, es decir, 10 de los 24 miembros de la plantilla, muchos de ellos por problemas musculares que pueden denotar algún problema en el trabajo diario.
En resumen, salvo por los espejismos ante Sevilla, Valencia y Atlético, el Celta es un barco a la deriva con un entrenador que no ha sabido variar el rumbo en las jornadas en donde se ha enfrentado a rivales de su mismo nivel.