Este Celta juega a otra cosa

El Camp Nou es uno de los peores escenarios para reaccionar y para que un entrenador debute. A pesar de ello, y de la derrota por 4-1, el Celta de Vigo de Óscar García realizó un encuentro más que esperanzador basándose en la presión alta, mayor intensidad y compromiso que lo demostrado en los meses anteriores con Fran Escribá. Este Celta lo intenta, y en muchos momentos juega, a otra cosa.

El anuncio del once, con Juncà, Pape y Pione Sisto de titulares provocaba un pequeño terremoto ya que se caían del equipo titular jugadores como Denis Suárez o Brais Méndez. La gran duda era saber cómo se iban a colocar.

En los primeros minutos parecía que el equipo defendía con cinco hombres colacando a Olaza de central zurdo para atacar con un 4-4-2 con Juncà adelantado y Olaza de lateral zurdo. En la medular Pape era el hombre adelantado ejerciendo la primera presión. Todo el equipo, a diferencia de lo que sucedía con Fran Escribá, jugaba mucho más adelantado, presionando la salida da balón del Barcelona.

Y el plan de Óscar García Junyent, con fases de juego con un 4-1-4-1, mostraba una imagen radicalmente distinta al 4-4-2 de Escribá. El Celta llegaba a la meta de Ter Stegen, agobiaba a Umtiti y Piqué provocando que los centrales azulgranas viviesen intranquilos muchos minutos.

La buena salida del Celta al Camp Nou se corroboraba en un intento de robo de Pape a Sergi Roberto en la misma área azulgrana que terminaba en falta del centrocampista celeste. Antes, en el minuto 13, Messi disfrutaba del primer disparo a puerta del partido.

Una mano llena de infortunio

Cómodo, así estaba el Celta en el campo y obligaba a Valverde a reforzar su medular quitando a Semedo para meter a Busquets, pero una jugada aislada. Un ataque por banda de Junior terminaba en un penalti por mano de Aidoo.

El central se lanzaba a cortar el centro del lateral zurdo y la pelota le impactaba en el antebrazo. Cuadra Fernández no dudaba y señalizaba el punto de penalti donde Messi no fallaba al engañar a Rubén Blanco.

El tanto era un jarro de agua fría para un Celta que no se merecía semejante castigo. Los celestes bajaron líneas y el Barcelona dominaba los siguientes minutos sin oposición hasta el punto de estar a punto de marcar el segundo gol que tuvo que ser anulado por el árbitro en una jugada de Arthur que centró a Messi con la pelota fuera del campo.

Duelo de pistoleros

Pape lideraba la reacción celeste con una arrancada en la que Messi le derribaba en la frontal. Cuadra Fernández le mostraba cartulina amarilla y el Celta se aprestaba a lanzar la falta. Aspas amagaba y era Olaza el que disparaba para batir a Ter Stegen y poner el 1-1.

Poco, casi nada, le duró la alegría al Celta ya que inmediatamente después Beltrán cometía una falta sobre Arthur que Messi aprovechaba para marcar un golazo de falta que permitía al Barcelona irse con ventaja al vestuario.

Magia rosarina

Messi quería cerrar el partido por la vía rápida y volvía a hacer hacer magia con un nuevo lanzamiento de falta que hacía imposible la estirada de Rubén Blanco. De nuevo el Celta cometía una falta en la frontal, en este caso Pape sobre De Jong.

Solo habían pasado tres minutos tras el descanso y el Barcelona se ponía 3-1. El Celta pudo recortar distancias en el marcador dos minutos después con un disparo al palo corto de Pione Sisto que atajó Ter Stegen. El alemán se tuvo que lucir a disparo de Beltrán en el 53' y de nuevo Pione Sisto tuvo el segundo del Celta en sus botas en el 54'. El equipo, a pesar del tanto de Messi, no le perdía la cara al partido y seguía dejando buenas sensaciones en el debut de Óscar García.

El Barcelona, en un error en la entrega de Pione Sisto, pudo poner el 4-1 por medio de Griezmann a pase de Messi, pero Rubén Blanco tapó el disparo del francés. Al Celta, como era de esperar, se le estaba empezando a acabar la gasolina. Óscar García buscaba una reacción dando entrada a Brais Méndez por Pione Sisto.

Los minutos pasaban y con dos goles de diferencia el Barcelona buscaba ampliar su ventaja en los últimos 20 minutos del encuentro ya que el Celta acusaba el esfuerzo realizado a lo largo de 7 minutos. Denis entraba al campo por Lobotka y el Toro lo hacía por Pape.

El Celta buscaba una nueva reacción en su juego pero era Busquets el que lograba su cuarto tanto por medio de Busquets tras un mal despeje de su Juncà. Otro error individual que lastraba a un buen Celta, con una imagen radicalmente distinta a la vivida con Fran Escribá que despierta un hilo de esperanza en un equipo que parecía muerto hace una semana.