El partido entre el Celta de Vigo y el CD Leganés estuvo marcado por la expulsión de Bradaric en la primera parte. Una acción que fue muy protestada por todo el equipo y la afición, que entendieron como desmesurada la decisión de Munuera Montero. Un colegiado que tomo una nueva decisión cuanto menos polémica contra los intereses del cuadro celeste y que se suma a una lista de errores que enfurece a todo el entorno vigués
Sus polémicos arbitrajes, desde su debut en LaLiga Santander, han sido continuos. Los problemas con este colegiado comenzaron con un Celta-Leganés que terminó con un 0-1 tras anularle a los de Berizzo un gol legal por fuera de juego a Iago Aspas, además de comerse un penalti a favor de los vigueses.
En su segundo encuentro Munuera Montero se comió dos penaltis del Éibar en Ipurúa para completar una lamentable actuación arbitral expulsando a Sergio en el banquillo por dar una patada a una botella de agua y a Hugo Mallo una vez que ya había pitado el final del encuentro.
En su quinto partido al Celta el jienense obvio unas claras manos de Gabi en el área del Atlético de Madrid en Balaídos en un encuentro que terminó 0-1 a favor del cuadro colchonero. En su sexto duelo, en esta ocasión contra el Valencia, el Celta vio como Munuera Montero se comía un penalti sobre Jonny pero sí señalaba el punto de los once metros por un supuesto empujón del Tucu Hernández sobre Nacho Gil.
Tras dos empates en los que la situación parecía reconducirse, ya que el Celta llegaba a emitir un comunicado oficial pidiendo a la Federación que Munuera Montero no volviese a dirigirles un partido, el colegiado se encargó de la sala de VAR en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid.
En este partido, jugado hace unos días, Munuera Montero no corrigió los errores de Albelora Rojas en un claro empujón de Carvajal sobre Iago Aspas dentro del área madridista. El segundo error fue no señalar tarjeta roja en la durísima entrada por detrás de Bale sobre Rafinha.