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Araújo, plenamente adaptado a Vigo: "Mi mujer está feliz, mi perro está feliz"

Periodista. Siempre desmarcado.

Néstor Araújo ha comparecido en una entrevista en CeltaMedia. El defensor del Celta de Vigo ha analizado varios de los pormenores de la actualidad celeste. La mejoría del equipo en el plano defensivo, lo que ha aportado Jeison Murillo a su llegada, la calidad de Joseph Aidoo... Y también su adaptación a la ciudad de Vigo. También, la influencia que los canteranos tienen en el vestuario.

El estado personal de Araújo en las últimas fechas

"En lo anímico me siento bien. Cuando recibes pocos goles, es un punto de inyección anímica para cualquier defensa. Tenemos que trabajar más para salir de ahí abajo".

Jeison Murillo, personalidad y liderazgo

"Creo que está haciendo mejores a todos los defensas. Tienen mucha experiencia, ya conoce LaLiga. Habla mucho, no deja pasar cualquier cosa y eso te ayuda. Durante el partido ayuda a todos los compañeros. Viene con un compromiso muy grande, desde el primer partido se le vio. Qué bueno que vienen jugadores con su calidad y compromiso".

Araujo trabaja en el gimnasio (Foto: RCCV).

El talento de Joseph Aidoo

"Gana todos los duelos individuales, por arriba creo que es de los mejores de LaLiga, no solo del equipo. Tiene mucha velocidad, es un monstruo. Físicamente está muy bien y juega muy simple. Tal vez el tema de la comunicación, que cada vez habla mejor, pero en cuanto lo agarre va a poder comunicar. Es un gran defensor".

La felicidad de Araújo y su familia en Vigo

"Muy contento. Mi mujer está muy feliz, mi perro está muy feliz. La ciudad, la gente, la comida... Todo el apoyo que tenemos... Es cierto que el clima no ha ayudado en estos últimos meses pero el primer año que llegué fue espectacular. Hay muchas cosas que hacer. Y claro, las costumbres. Vivo en Bembrive y hay fiestas cada rato, eso está bueno" admite el mexicano, entre risas". Por otra parte, reconoce que echa mucho de menos al resto de su familia. "Cuando vivía en México cogía vuelos de una hora y los veía a cada rato. Ahora los veo cada seis meses o cada año. Es lo que más extraño: no importa dónde, pero que estén ellos".

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