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El día que Rafinha y Thiago pedían autógrafos mientras Mazinho intentaba meter a Donato y toda la familia en el coche

Thiago y Rafinha piden autógrafos tras un Celta-Dépor.

30 de agosto de 1998. Derbi gallego en la primera jornada de LaLiga Santander. El Celta de Vigo recibe la visita del eterno rival, el Deportivo de La Coruña, en el estadio de Balaídos. Tras el partido, que acaba con reparto de puntos y sin ni siquiera goles en el marcador, se produce una imagen bastante curiosa. La protagonizan, en primera plana, los hijos de Mazinho. Un Thiago Alcántara y un Rafinha de apenas unos años de edad.

A ambos se le ve la ilusión en la cara, pues entre sus manos tienen un álbum con los autógrafos de todos los integrantes de la plantilla del Celta: Richard Dutruel, Míchel Salgado, Valery Karpin, Aleksadr Mostovoi, Claude Makelélé, Juan Sánchez... casi nada. Todos, menos el de su padre, Mazinho, que no se lo piensa, coge el rotulador y también les firma. Mientras, el exjugador brasileño juega al Tetris, intentando meter a todo el mundo en su vehículo.

Y es que tras el partido ante el Dépor, se iban a comer en familia. También con la presencia de un jugador del conjunto coruñés, e incluso de su familia, a quien Mazinho también les busca un hueco en el coche. Se trata de Donato, que ese día se quedaba en el banquillo durante los 90 minutos, mientras que varios compatriotas de ambos jugadores sí estaban sobre el verde de Balaídos defendiendo la elástica blanquiazul. Era el caso de Djalminha, Flávio Conceiçao y Mauro Silva.

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