Trigueros sentencia a un Celta que deja muchas dudas

Justa y merecida derrota del Celta de Vigo en su regreso a la competición. Los celestes siempre fueron a remolque de un Villarreal CFque dominó, tuvo casi todas las ocasiones de gol y terminó marcando el 0-1 en el descuento por medio de Manu Trigeros. La puesta en escena del Celta rozó el rídiculo en algunas fases del partido con un equipo sin ambición, con nulos argumentos en ataque y que sobrevivió hasta el descuento gracias a un Rubén Blanco superlativo.

La nueva realidad, en la que entrará Galicia el próximo lunes 15 de junio, tuvo su anticipo futbolístico en Balaídos. El entrenador del Celta, Óscar García, sorprendía con una alineación en la que se caían dos titulares 'pre-covid-19' como Okay Yokuslu y Fédor Smolov, para dar entrada a Pape Cheikh y Juan Hernández.

Ritmo tranquilo, pausado, de mucho toque y escasa profundidad, así era el regreso del fútbol a Vigo y Balaídos. Solo las entradas en juego de Cazorla y Rafinha daban un ligero vértigo a un partido donde el Villarreal se había asentado mejor sobre el verde del coliseo olívico. Al Celta le costaba tener el balón y, salvo por un centro de Aspas al que no llegó Juan Hernández, era incapaz de acercarse a la meta defendida por Sergio Asenjo.

Murillo, primer susto

No supo el Villarreal aprovecharse de un gravísimo error de Murillo en el 12', un mal control del colombiano permitió a Gerard Moreno hacerse con el balón en tres cuartos de campo y combinar que Alcácer. El punta valenciano estuvo demasiado espeso y facilitó el repliegue de la zaga celeste. Una zaga que dejaba, tres minutos después, el hueco justo para que Gerard Moreno y Cazorla estuviesen a punto de adelantar al cuadro visitante. El flojo y raso disparo del mediocampista fue atajado por Rubén Blanco.

El Villarreal, apoyado en la fortaleza de Zambo Anguissa, iba arrinconando a un Celta que tenía en Rubén Blanco como salvador al sacarse de encima, con una brillante parada, el disparo a bocajarro de Iborra. Intentaba responder el Celta con un centro que Asenjo despejó de puños y un disparo desviado de Juan Hernández.

Un centro envenenado

La mejor ocasión del Celta llegaba en el 20, una apertura a banda de Santi Mina terminaba con un centro de Lucas Olaza que impactaba en la cabeza de Mario Gaspar para envenenarse de tal manera que la pelota se marchó rozando la cruceta de la meta castellonense. Estos ataques celestes daban un poco de aire a un equipo que se se veía superado por los visitantes hasta el punto de que Rubén tenía que volver a intervenir ayudado por Murillo para evitar el 0-1.

Seguía dominando el cuadro visitante, el Celta tomaba de nuevo aire aprovechando la pausa de hidratación en el 30', pero tras el regreso los pupilos de Calleja no cedían en su presión ante un Celta al que la pelota le duraba, en el mejor de los casos, unos pocos segundos. Gerard gozaba de una gran ocasión, posiblemente en fuera de juego, pero mandaba desviada la pelota y respondía Rafinha con un potente disparo, ya en el minuto 36, desde la frontal que se rozando el palo largo de Asenjo.

Salvador Rubén

Lograba el Celta alcanzar el descanso con el objetivo de mantener la portería a cero, aunque con las malas sensaciones que dejaba su nula presencia y con el susto en el cuerpo por un cabezazo de Gerard Moreno al que respondió Rubén con un parada estratosférica logrando desviar lo justo una pelota que se iba pegada a la cepa del poste.

Cambios de nombres y de sistema

La mala primera mitad del Celta se cobró dos víctimas al descanso, Pape y Juan Hernández, las novedades del once se quedaban en el vestuario para dar entrada a Aidoo y Okay Yokuslu. El equipo defendía con cinco hombres y atacaba con Rafinha por banda derecha, Mina por la izquierda y Aspas en el centro.

Ahora el Celta, más arropado, no sufría el acoso casi constante del Villarreal, pero jugaba tan retrasado que las escasas ocasiones en las que podía disfrutar de la pelota estaba demasiado lejos de la meta de Asenjo como para generar peligro.

Calleja también le daba la primera vuelta a su once dando entrada a Bacca y Samu Chukweze, por su parte Óscar García quitaba del campo a Rafinha, visiblemente enfadado por el cambio, para dar entrada a Pione Sisto. La segunda mitad iba avanzando sin que ninguno de ambos contendientes lograse alguna oportunidad clara de gol.

Bajón de ritmo e intensidad

Rubén Blanco, que ahora sí estaba viviendo una plácida segunda mitad, tuvo que intervenir al disparo de Chukwueze. El Celta entraba en el tramo final del encuentro sin aparente ambición para ir a por el 1-0 mientra que el Villarreal, con la sustitución de Cazorla, había perdido el faro donde guiarse. El partido se había desplomado en juego, intensidad y ritmo, algo que beneficiaba a los de Óscar García, que no habían logrado sentirse cómodos en los primeros 70 minutos de juego.

Óscar agotaba los cambios dando entrada a Smolov y Denis Suárez por un desafortunado Mina y Hugo Mallo. El Celta regresaba a la defensa de cuatro con Aidoo de lateral diestro y Denis haciendo de mediapunta por detrás de Aspas y Smolov.

Bacca perdona

Ya sin tiempo para la reacción, ya que corría el minuto 87, Bacca se lanzó en una larga cabalgada que le llevó al interior del área celeste ante la pasividad de Araujo. El delantero colombiano, con todo a favor, mandó desviado el balón para que el Celta respirase.

Pero el Villarreal se merecía al gol y este llegó en el descuento con otra arrancada de Chukwueze, tras una infantil pérdida de Pione Sisto, partió a la zaga celeste en dos. A pesar de la doble intervención de Rubén Blanco Trigueros recogía el rechace y con algo de fortuna batía al mosense, el mejor de un Celta horroroso en su regreso a la competición.