Primer aniversario de una permanencia agónica
El pasado 19 de julio de 2020 el Celta de Vigo lograba la salvación en una última y agónica jornada en el RCDE Stadium. Óscar García y sus jugadores acabaron dependiendo del encuentro entre el CD Leganés y Real Madrid. Los vigueses fueron incapaces de ganar a un descendido RCD Espanyol. La agonía de Nolito, Rafinha y Denis Suárez en la grada mientras veían como Óscar Rodríguez fallaba en Butarque goles cantados o el colegiado no señalaba un penalti de Jovic que hubiese mandado a los vigueses al infierno de Segunda quedarán grabadas en la memoria colectiva del celtismo. Un mal recuerdo que parece lejano, como si ya hubiesen pasado muchos más meses y días lo que dicta el calendario.
El coronavirus alargó una temporada que terminó de manera feliz pero que acabó de abrir el cisma entre una parte de la plantilla y un recién renovado Óscar García. El catalán comenzó el nuevo curso, el 2020/21, en una posición complicada y sin la plena confianza de una buena parte de la directiva. Sus continuas exigencias en materia de fichajes, sus mensajes en las alineaciones, el pésimo juego del equipo y la ausencia de victorias precipitaron su destitución y la llegada del Chacho Coudet.
Pero ese 19 de julio de 2020 el Celta llegaba a Cornellá nervioso y superado por los acontecimientos. Los de Óscar García llegaban con una pésima racha de seis partidos sin ganar, habían tirado la salvación en Balaídos empatando con el Barcelona. Dos puntos que hubiesen cambiado todo pero que Nolito no pudo conseguir para los suyos. La humillante derrota por 5-1 en Mallorca o perder en casa ante un Levante que nada se jugaba dejaban claro el pésimo momento que vivía una plantilla que llegó al RCDE Stadium como una oveja al matadero.
El empate sin goles fue suficiente porque el Leganés no pudo ganar al Real Madrid a pesar de haber hecho méritos para llevarse los tres puntos. Los celestes tuvieron que ver en la grada los últimos instantes del duelo en Butarque a través del móvil de Denis Suárez. Se logró la salvación y evitar un desastre mayúsculo de una plantilla con jugadores de primer nivel como Hugo Mallo, Murillo, Rafinha, Denis Suárez, Iago Aspas o Santi Mina. Algunos se fueron tras ese partido, otros se quedaron y con Coudet recuperaron el nivel que habían perdido.