Con 15 años tuvo que emigrar a Cataluña para ganarse el pan que en Galicia se le negó a varias generaciones. Ramón Seijas dejó su tierra para buscarse un futuro a cientos de kilómetros, una vida de emigración, privaciones y mucho trabajo. Una vida también con momentos especiales acompañada del amor de su familia, un amor que su mujer tuvo que compartir con alguien más, el Celta de Vigo. Ramón Seijas, hijo de un deportivista, siempre sintió el Celta como algo suyo, como esa ancla que te acerca a la casa que tuviste que abandonar en contra de tu deseo. Nadie le regaló nada, todo lo consiguió a base de esfuerzo y tesón. Quizás por ello el regalo del Celta ha sido tan especial, un regalo que jamás podría imaginar y que ha logrado convertir este 6 de marzo en un día "inolvidable, el más feliz" de sus 74 años de vida.
"Llevo el celtismo en la sangre, desde que nací. Por suerte o por desgracia tuve que emigrar a Cataluña" siendo un niño de quince años que aún recuerda el primer dinero que ganó: "50 pesetas descargando un camión de estiércol de gallina". En ese exilio asumió que "nunca podría ver a mi celtiña en directo" ya que nunca quiso ir al Camp Nou o al antiguo Sarria porque "sería ver hormiguitas".
Todo el celtismo conoció su historia el pasado mes de diciembre, cuando el sorteo de Copa del Rey deparó que el Celta visitase al Andorra. En una comida familiar en la que Ramón Seijas celebraba sus bodas de oro su nieto Iván le propuso coger el coche, ir a Andorra y poder, a sus 74 años, ver por primera vez en directo a "su celtiña". Iván Álvarez hizo público esta aventura y el Celta respondió. En ese mes de diciembre vivió "algo maravilloso e inolvidable" pero tenía una pequeña espina clavada porque no pudo conocer a su ídolo, Iago Aspas. El delantero estaba lesionado y solo pudo hablar por teléfono con él. Ese 16 de diciembre Iago le prometió que le conocería, que podrían estar juntos y que tendría, de su mano, un tesoro tan preciado y con el que quiere estar para siempre, su camiseta.
Y se cumplió la promesa de Aspas y el sueño de Ramón Seijas porque el Celta organizó todo para que pudiese estar presente en el partido más vibrante y emocionante de los últimos meses en Balaídos. El 4-3 ante el Mallorca, con dos goles de "su hermano" Iago Aspas hicieron de este fin de semana en Vigo los días más felices de su vida. "Mira donde estoy ahora, cumpliendo el sueño de mi vida", confesaba un emocionado Ramón.
El día que me vaya encima de mi féretro va la bandera del Celta y en la caja la camiseta de Iago. Esa es mi última voluntad
"Lo de Iago Aspas fue memorable porque lo quiero mucho, para mí es mi hermano. Tenía muchísimas ganas de conocerlo, cuando nos vimos nos tiramos el uno al otro. Ahora ya tengo mi sueño", un sueño de eterno color celeste. "El día que me vaya encima de mi féretro va la bandera del Celta y en la caja la camiseta de Iago. Esa es mi última voluntad", confesaba entre lágrimas Ramón. Pudo ver ganar a su Celta, en un partido loco en el que Iago Aspas puso el definitivo 4-3 en el 97'.
Sin tiempo para poder saborear y paladear el dulzor de la victoria. Completamente desbordado por una montaña rusa de sentimientos Ramón y su nieto Iván corrían para coger un taxi que les llevase al aeropuerto de Peinador. El vuelo partía con dirección a Barcelona en pocos minutos pero Ramón tuvo unos fugaces instantes para sacar su vena más futbolera y celtista, lamentando el esperpéntico arbitraje que pudo ver en directo por primera vez en su vida. "No puede ser.... nos han cosido a tarjetas", pero ni eso pudo estropear el mejor día de Ramón Seijas.
El Celta ganó sobre la bocina en un "día inolvidable" porque en el primer gol de Iago Aspas "si os disteis cuenta se giró y me saludaba". Sin poder contener de nuevo la emoción Ramón confesaba que con esta invitación del Celta había cumplido el sueño de su vida, un sueño que daba por imposible. "Ya me lo llevo, me lo llevo todo. Es el día más feliz de mi vida".
Bravo Ramón