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Carles Pérez se gana el corazón del celtismo: hora y media firmando autógrafos

Alberto Bravo

Más de 5.000 aficionados recibieron a los ocho fichajes del Celta de Vigo. Agustín Marchesín, Óscar Mingueza, Unai Núñez, De la Torre, Williot Swedberg, Carles Pérez, Óscar Rodríguez y Gonçalo Paciencia sintieron el cariño del celtismo horas antes de debutar en Liga ante el Espanyol. Todos ellos tiraron de ingenio para responder a las preguntas de los aficionados formuladas por el presentador de esta multitudinaria presentación. Todos ellos firmaron balones, autógrafos y se hicieron fotos con los aficionados. Pero uno de los ocho fichajes brilló sobre el resto, Carles Pérez.

El último en llegar mostró su entusiasmo y felicidad por poder jugar en el Celta de Vigo. Confesó que los mensajes de cariño que recibió mientras se negociaba su fichaje con la Roma le hicieron no dudar de su decisión. El de Granollers había rechazado ofertas más importantes para jugar en Balaídos junto a compañeros como Beltrán, Óscar Rodríguez o Mingueza. Reconoció que las semanas de negociación entre clubes se le hicieron eternas. Cuando se llegó al acuerdo con la Roma y la entidad italiana le permitió volar a Vigo para firmar su nuevo contrato sintió "alivio".

Se cumplió su deseo, jugar en el Celta, donde quiere recuperar su mejor nivel y ser importante. Le da igual si es en banda derecha o de segundo punta. Quiere agradar al celtismo que le ha acogido como uno de los suyos desde el primer momento que su nombre sonó como posible fichaje. Este miércoles lo demostró en la presentación. Nadie se quedó sin un autógrafo o sin hacerse una fotografía con él. Con una enorme sonrisa atendió a cada aficionado que se lo pidió. No dudó en retrasar la entrevista que iba a conceder a la prensa para seguir atendiendo a lo más importante, la afición.

Tras casi una hora de autógrafos y fotos se acercó a los medios de comunicación presentes. Su cara irradiaba felicidad, sus palabras ratificaban esa alegría. Ya no quedaba prácticamente nadie en Balaídos, apenas unos pocos aficionados rezagados. Entre ellos un grupo de niños. Eran las 21.20 de la noche. Carles había terminado su entrevista y se dirigió a este grupo para firmarles un autógrafo y hacerse una foto. De nuevo con una sonrisa que no le abandonó en toda la tarde Carles Pérez terminó una presentación de dos horas en la que se ganó el corazón del celtismo.

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