Aspas, las lágrimas ante el esfuerzo de sus padres y el punto de inflexión en su juventud: "Fue un golpe duro de realidad"

Durante la presentación de su documental, Iago Aspas recibió multitud de preguntas de los presentes en el salón de actos. Era inevitable que pequeños y mayores aprovecharan la oportunidad de charlar y conocer un poco más de cerca a su ídolo. El delantero del Celta de Vigo dejó varias perlas de su juventud e incluso se emocionó al hablar de su familia.

Vive por y para el fútbol y eso es algo que Aspas lleva a gala. Por derecho. Disfruta y asegura que es un ganador nato y que disfruta muchísimo de las victorias. Pero para llegar a este lugar, el moañés también ha pasado etapas complicadas y otras que le han marcado. Su juventud es algo inolvidable.

Ahí atravesó una época que le marcó para el futuro. Fue su cesión en el Rápido de Bouzas. "La cesión en el Bouzas me ayudó a madurar. Me tenía que lavar la ropa en casa, limpiarme las botas en casa. El Bouzas me recordaba más a cuando jugaba en el Moaña que al Celta. Cada uno con el coche de su padre, del amigo, el día antes cuadrar con alguno para ir. Fue un golpe duro de realidad pero es bueno vivirlo a veces", reconoce.

Para Aspas es tan sencillo como emocionante resaltar el enorme esfuerzo de sus padres para llegar al lugar en el que ahora se encuentro. Tanto, que se emociona contándolo e incluso recibe el aplauso de los presentes. Esto es gracias a la familia y amigo que tengo. Me han ayudado a ser internacional, a jugar un Mundial. Para un chico de moaña, de una familia humilde, de cuatro hijos. Ver todos esos esfuerzos para sacar la familia adelante, un mecánico y una mariscadora, se puede triunfar en el fútbol. Por qué no".