Un espectáculo bochornoso e indecente

El Celta de Vigo perdió en el Coliseum Alfonso Pérez pero más ha perdido el fútbol con el regreso de uno de sus grandes villanos, José Bordalás. El Getafe ganó y sigue en la pelea por la supervivencia. El fútbol, con espectáculos tan indecentes e indignos como el vivido este miércoles en el sur de Madrid, también pelea por sobrevivir como un entretenimiento de masas. El fútbol se ha convertido en un deporte caro, por el precio de los abonos, las entradas y la televisión. Si además obligan al espectador a presenciar, en un horario demencial para un día laborable, bochornos como el perpetrado por Bordalás terminará prefiriendo ver una película, una serie o irse a dormir. Casi llegada la media noche los seguidores celestes aún soñaban por un empate que no iba a llegar, los aficionados azulones se mordían las uñas intentando conservar la victoria. El resto de personas había apagado su televisión porque el 1-0 del Alfonso Pérez en el regreso de Bordalás no es una buena noticia para casi nadie. No solo ha perdido el Celta, ha perdido el fútbol.

Un espectáculo por el que nadie pagaría

Lo que se ha vivido en el Coliseum Alfonso Pérez no puede considerarse un entretenimiento. La tortura a la que José Bordalás somete al espectador genera desafección por el fútbol. El Celta, con su encefalograma plano, no ayudó pero el planteamiento del Getafe debería estar penado por ley. Continuas pérdidas de tiempo, faltas, interrupciones, simulaciones de Enes Ünal que se fue al suelo con cada mínimo contacto.

Nadie puede negar la legitimidad de este juego cicatero, cutre y soporífero. Es el árbitro el que debe prolongar el partido para que las pérdidas de tiempo no sean una ventaja. Tras advertir dos veces al delegado del campo en la primera mitad. Con un cambio y dos entradas de las asistencias médicas Cuadra Fernández solo descontó tres minutos. El Getafe salía ganando, le robó al partido como mínimo un cuarto de hora.

Es imposible que la gente, sobre todo la neutral, pague por ver una bazofia como la vivida en el Alfonso Pérez. Menos a las 22.00 horas. Carlos Carvalhal bromeó en la previa sobre el horario. "Espero no quedarme dormido", no lo hizo porque es el entrenador. Un espectador en el sofá de su casa habrá caído poseído por Morfeo. LaLiga tiene más de un problema con los árbitros, los horarios y los partidos absolutamente indignos que se repiten jornada tras jornada. El Getafe-Celta es uno de ellos. Por convicción azulona y por incapacidad celeste.

El peor arranque posible

No había pasado ni un minuto cuando Guillermo Cuadra Fernández señalaba un penalti de Fran Beltrán sobre Enes Ünal. El centrocampista había controlado mal la pelota. El delantero turco, desde atrás, le intentó robar la pelota. Beltrán, al intentar despejar el balón, le dio en la pierna al jugador del Getafe. Un ligero toque que fue suficiente para que Ünal se fuese al suelo.

Un 'penaltito' que Iván Villar estuvo a punto de detener. El meta adivinó la dirección del disparo de Enes Ünal, llegó al esférico y lo blocó. No fue suficiente porque se terminó colando, con muy mala fortuna para el portero del Celta, en el fondo de sus mallas tras chocar el balón en el poste. Con el 1-0 el Getafe ya jugó a lo que mejor sabe, a no jugar. Los recogepelotas desaparecieron del Alfonso Pérez desde el minuto 3.

Sin ideas, ¿sin corazón?

El Celta ha entrado en una dinámica en la que apenas es capaz de generar fútbol en estático. Un equipo que solo hace daño en transición, inofensivo en los centros laterales. Con serios problemas, no ya para marcar goles, también para generar ocasiones si el rival le juega en bloque bajo. El Getafe  se encontró con el mejor escenario posible y los vigueses cayeron atrapados en la telaraña azulona.

Es posible que el equipo haya llegado muerto al final de la competición pero también parece que entra a los partidos con los brazos bajados. La permanencia, con 39 puntos, está casi sellada pero faltan un par de puntos para no llegar con agobios al final de curso. El Celta nunca estuvo cerca de lograr el empate ante un Getafe que tuvo hasta tres ocasiones delante de Villar para sentenciar a los de Carvalhal. La libreta del portugués parece agotada. Quedan cinco jornadas para sumar tres puntos.

En cuadro ante el Valencia

A falta de saber si Óscar Mingueza estará al cien por cien el 14 de mayo lo que es seguro es que Joseph Aidoo y Javi Galán serán bajas ante el Valencia. Un partido que ya se puede calificar de final ya que a Balaídos llegará uno de los equipos que con el Getafe marcan los puestos de descenso. El Celta solo está cinco por delante cuando quedan cinco jornadas. Perder ante el Valencia encendería todas las alarmas de un equipo que hace unas semanas estaba a dos puntos de la séptima plaza. Ahora está a ocho.