El Celta, en caída libre

El Celta está en caída libre, la única duda es saber si los cinco puntos que mantiene sobre el descenso son un paracaídas suficiente para poder terminar la temporada sin estrellarse. El partido ante el Valencia estaba marcado en rojo, era la ocasión perfecta para cerrar la salvación y terminar con el sufrimiento que se ha instalado en Vigo en las últimas semanas. El equipo parece muerto, maniatado y sin ideas. Solo con garra y corazón no llega. Se necesita cabeza y piernas para ejecutar un plan que se ha desmoronado tras el parón de selecciones. El calendario restante no es sencillo. Sumar uno o dos puntos debería ser suficiente pero el equipo hace semanas que vive su peor momento de juego y resultados de la temporada. El 1-2 en Balaídos deja a los vigueses muy tocados.

Centrocampistas por defensas

Dos centrocampistas para suplir dos defensas. Una decisión con una doble lectura. La plantilla no está bien confeccionada y Carlos Carvalhal no apuesta por los jóvenes. Carlos Domínguez y Fernando Medrano se quedaron en el banquillo junto a un Óscar Mingueza que no tiene ritmo tras muchas semanas lesionado. Franco Cervi y Renato Tapia fueron los elegidos. Tardaron siete minutos en mostrar que el trabajo de defensa necesita de muchas horas de entrenamiento.

Un simple pase a la espalda del portero rival, Mamardashvili, con destino a Diego López fue suficiente para destrozar a Franco Cervi. El centro del canterano no fue interceptado por Tapia, que replegó mal para tapar a Kluivert. Una jugada que hizo saltar por los aires el planteamiento de Carvalhal. 

El peor inicio posible

Carlos Carvalhal insiste en que el equipo está bien, que no hay cansancio. Tampoco hay nerviosismo ni dramatismo. Palabras que se vuelven vacías sobre el césped. No ha llegado bien el Celta al final de temporada. Los jugadores, en muchos casos, están tiesos. Será por un factor físico o psicológico pero el nivel de equipo se ha desplomado. Una mandíbula de cristal que a las primeras de cambio le regala un gol a un Valencia que llegaba completamente exigido a Balaídos.

El Valencia intentó explotar a la carrera las carencias de una zaga con dos centrocampistas. Franco Cervi sufrió lo indecible. Renato Tapia, con su habitual garra y entrega, se rehízo para salvar dos veces al equipo de encajar el 0-2 en los primeros minutos de la segunda mitad. El 1-2 obra de Marí dejó completamente hundido a un equipo que sigue fallando en las dos áreas. Frágil atrás e inofensivo arriba.

Corazón y fe no son suficientes

Carles Pérez, Hugo Mallo y Luca de la Torre tuvieron la posibilidad de lograr el tanto del empate en la primera mitad. Empujados por Balaídos el equipo reaccionó. Con un juego poco fluido, con más corazón que cabeza, quisieron darle la vuelta al pésimo arranque que ellos mismos protagonizaron. Cerraron el primer acto dos remates de Renato Tapia, en escorzo, y de Carles Pérez. Este último se marchó mansamente directo a los guantes de Mamardashvili. 

El Celta sigue, una jornada más, mostrando muchas dudas en ataque. Incapaz de hacer goles. Tuvo una Seferovic nada más arrancar las segunda parte. Reaccionó bien Mamardashvili. No perdonó en la siguiente el suizo con un precioso testarazo para poner el 1-1 tras ver como sus compañeros Tapia y Villar salvaban al equipo de encajar el segundo. Tuvo el Celta la remontada en una falta directa de Óscar Rodríguez que se fue al palo. Del posible 2-1 se pasó al 1-2 en un terrible fallo de Unai Núñez ante Marí.

Un calendario para temblar

Por delante el Celta tiene Athletic Club, Girona, Cádiz y FB Barcelona. Los dos primeros se están jugando competir en Europa la próxima temporada junto a Osasuna y Rayo Vallecano. El Cádiz pelea por eludir el descenso. El partido en el Nuevo Mirandilla en la jornada 37 puede ser dramático si el Celta no logra al menos un punto ante Athletic Club o Girona.

Jugarse un posible descenso en la última jornada ante un Barcelona ya campeón es un arma de doble filo con resultado incierto. La temporada se está asemejando demasiado al curso en el que el Celta de Óscar García se salvó en la última jornada con un indigno empate ante el Espanyol gracias a que el Leganés no ganó al Real Madrid.