El Celta de Vigo sigue haciendo méritos para meterse en un problema serio. Es posible que los 39 puntos que suma actualmente lleguen para salvarse pero la racha de pésimos resultados y mal juego es casi eterna. Desde el parón de selecciones de marzo los de Carlos Carvalhal solo han ganado un partido, ante el colista Elche en el último minuto en Balaídos con un testarazo de Aidoo. La derrota ante el Athletic Club, la sexta en siete partidos, mina más a un equipo que parece incapaz de sumar un solo punto más en lo que queda de temporada. Cinco puntos de 27 posibles convierten al Celta en un muñeco de trapo a merced de todos los rivales. El 2-1 ante el Athletic Club ha sido un resultado corto para los méritos acumulados sobre el césped de San Mamés. Ante el Girona se juegan otra final.
Carlos Carvalhal, ante la ausencia de Iago Aspas y la mala racha de resultados, ha apostado por un 4-3-3. Fran Beltrán acompañado de Veiga y Óscar Rodríguez de volantes y Larsen en punta con Carles Pérez y Cervi de extremos fueron las piezas elegidas por el técnico portugués. En defensa regresaban Joseph Aidoo y Javi Galán tras un partido de sanción. Un once en el que se caía Hugo Mallo. El capitán se quedaba en el banquillo para dar entrada a Kevin Vázquez. Su capacidad defensiva para tapar a Yuri Berchiche y Berenguer.
Un sistema que fue mutando al 4-2-3-1 en muchas fases del partido con el marcador en contra. Todo cambió cuando Beltrán pidió el cambio por molestias musculares. Óscar Rodríguez y Luca de la Torre hicieron el doble pivote con Carles Pérez, Gabri Veiga y Cervi de volantes ofensivos por detrás de Strand Larsen.
Carlos Carvalhal repitió la palabra coraje y concentración en la rueda de prensa previa del partido. Aseguraba que un equipo concentrado y corajudo no encajaría la cantidad de goles que está recibiendo el Celta desde el parón de selecciones. En las últimas jornadas Villarreal, Getafe y Valencia ya estaban por delante antes del minuto diez. En San Mamés el equipo no faltó a la 'tradición' de regalar un gol en los primeros minutos. Iñaki Williams ganó el duelo a Aidoo para batir a Iván Villar con un testarazo al segundo palo.
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El Athletic Club se puso 1-0 en el minuto 5. Pudo ser peor ya que tuvieron ocasiones para ampliar el marcador. La defensa celeste volvió a mostrarse frágil. Todos los defensas tuvieron problemas ante el Athletic Club. Nico Williams machacó a Javi Galán. Unai Núñez se comió un centro que cabeceó Berchiche, con intervención milagrosa de Iván Villar, y Kevin Vázquez tuvo problemas para contener a Berenguer.
Sin Iago Aspas en el equipo el Celta apenas es capaz de generar ocasiones de gol. Un solo disparo entre los tres palos en la primera mitad. Un zambombazo de Gabri Veiga desde la frontal que despejó Unai Simón. Salvo una conducción en carrera de Strand Larsen y una arrancada hacia dentro de Carles Pérez el equipo no existió en ataque en la primera mitad.
Gabri estuvo a centímetros de un 𝗚𝗢𝗟𝗔𝗭𝗢 📏#AthleticCelta | #LaLigaHighlights https://t.co/BWe1L9bffQ pic.twitter.com/HbPnlWS3Lc
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Más valiente fue el Celta en la segunda mitad con Mingueza y Miguel Rodríguez en el campo. Marcaron en la primera ocasión. Gabri Veiga, De la Torre y Miguel Rodríguez crearon una bonita jugada que cabeceó al fondo de las mallas Larsen. Pero inmediatamente después volvió a marcar el Athletic Club por el costado defendido por Mingueza. A partir ahí estuvo más cerca el 3-1 que el 2-2. El Celta no reaccionó ni tuvo oportunidades para lograr un punto que diese tranquilidad al equipo en un pésimo final de temporada.
Una nueva derrota, la sexta en los últimos siete partidos, han colocado a los vigueses en una mala situación clasificatoria. La mala racha de juego y resultados, unida a la sensación de ser incapaz de superar a nadie han convertido al Celta en un pelele en manos de sus rivales. Es complicado adivinar dónde podrán sumar una victoria en las tres jornadas que quedan por delante.
El Girona es el próximo rival y aún tiene opciones de clasificarse para la Conference League. El Cádiz, con el apoyo del Nuevo Mirandilla, tendrá una oportunidad de oro ante el Celta para cerrar su permanencia el próximo fin de semana. El Barcelona, ya campeón, es un arma de doble filo. Sin tensión puede aplastar a los rivales o dejarse ir pensando en las vacaciones.