El Celta anunció en la tarde de este sábado lo que ya era un secreto a voces: Luís Campos dejaba de ser el máximo responsable deportivo de la entidad. Algo que Marián Mouriño dejó entrever en su primera comparecencia pública como presidenta, pese a que su padre defendiera la decisión de incorporarle hace ya un año y medio.
Pese a que la fórmula era extraña y chirriaba desde el inicio, el otrora presidente defendía que la llegada de Campos iba a suponer un impulso definitivo para la entidad... Pero no puede decirse que haya sido tal.
No cabe duda que su decisión de incorporarse al PSG como director deportivo ha condicionado enormemente su andadura en Vigo. Hasta el punto de no cerrar un fichaje, el de Baptista Mendy, que estaba llamado a ser el sustituto de Gabri Veiga. Aquél último día de mercado pareció concentrar todos sus esfuerzos en el fichaje de Kolo Muani por el equipo parisino.
El portugués tampoco ha conseguido paliar la irregularidad en el banquillo del Celta. Tres entrenadores ha tenido en este año y medio. Empezó el 'Chacho' Coudet, con el que parecía tener sintonía, pero acabó cesándole tras una mala racha de resultados para apostar por Carlos Carvalhal, un técnico que parecía de su confianza pero que acabó saliendo del club de manera abrupta.
El club sí que parece confiar en Rafa Benítez, aunque los resultados no le estén acompañando del todo. El técnico madrileño parece ser el único nombre verdaderamente top que ha conseguido atraer al proyecto durante todo este tiempo.
Y es que el proyecto que el portugués había presentado al Celta se basaba en firmar jugadores jóvenes para que se revalorizaran en la entidad y se materializaran en grandes ventas. Las incorporaciones de jugadores como Williot Swedberg podían encajar en este perfil, pero el jugador sueco no ha cumplido con las expectativas depositadas.
De hecho, las dos grandes ventas que se han producido durante este tiempo ha sido de dos canteranos: Brais Méndez y Gabri Veiga. Dos traspasos elevados que no ha conseguido reinvertir efectivamente.