El Celta de Vigo emana, por fin, tranquilidad. A falta de cuatro jornadas para que termine la temporada, ocho puntos separan al cuadro gallego de los puestos de descenso, una distancia que parece suficiente para que el equipo de Claudio Giráldez continúe un año más en Primera División.
La victoria ante el Villarreal en el Estadio de Balaídos supone un auténtico paso de gigante para el equipo vigués. La expulsión de Santi Comesaña y el absurdo penalti de Alex Baena contribuyeron a la remontada de los celestes y su afición, conocedora de la importancia del triunfo, dejó claro ante la cámara de ElDesmarque la tranquilidad tras sumar los tres puntos, como se puede ver en el vídeo que encabeza esta noticia.
Los aledaños de Balaídos transmitían tranquilidad después del triunfo ante el equipo castellonense y la derrota del Cádiz en el Bernabéu. “Es imposible que el Cádiz gane todos los partidos. Ya están acabados y nosotros estamos en primera”, reconocía un joven aficionado.
Eso sí, el objetivo no se ha conseguido fácilmente. “Siempre se sufre. Ser del celta es igual a sufrir”, confesaban los celtistas. “Siempre hay que aguantar. Es el signo del Celta esta temporada, sufrir hasta el final”, añadían.
Una de las claves para que el equipo esté tan cerca de la salvación ha sido el relevo en el banquillo. Claudio Giráldez sustituyó a Rafa Benítez en marzo y la afición está más que encantada con el cambio.
“Hacía falta un cambio de timón. Con Benítez estaba agotado el proyecto. Los jugadores no entendían los conceptos tácticos o no había mucho más. Giráldez ha puesto un poco de sentido común. Apuesta más por la cantera, por gente de casa”, elogiaba un aficionado.
Y, precisamente, esa es una de las cuestiones que más enorgullecen a los celtistas, que, incluso, si tuviesen que elegir, abogarían por “ir a segunda con gente de la cantera” antes que tener una plantilla repleta de gente de fuera.
En definitiva, Giráldez se ha metido a la afición en el bolsillo, pues es “un entrenador de la casa, con la idea del juego del Celta” y que, además, ha cambiado la imagen en el terreno de juego: “Ahora jugamos a atacar, no tanta defensa como teníamos con Benítez”.
Alberto Moreno adelantó en el minuto 12 al equipo de Marcelino García Toral, que se cae de la lucha por los puestos europeos. Tan solo cinco minutos después, el cuadro groguet se quedaría con 10 –tras intervención del VAR– sobre el césped de Balaídos tras una dura entrada del ‘4’ en las inmediaciones del área rival.
No mucho más tarde, Baena agarró a Iago Aspas, que estaba de espaldas a la portería. El de Moaña cayó al suelo y Soto Grado señaló el punto de penalti. No fallaría el Príncipe de las Bateas en la transformación de la pena máxima.
Antes del descanso, Strand Larsen colocó a los suyos por delante en el marcador e incluso pudo ampliar la distancia tras la reanudación, pero su envío se encontró con la madera, que frenó la cuenta goleadora del noruego en la tarde del domingo.
No acertaban a sentenciar el choque tampoco sus compañeros, pero Gonçalo Guedes sí lo hizo en el minuto 65. El portugués culminaría la asistencia de Sorloth para devolver el empate al partido, un resultado que no le valía a los de Vila-Real y que sabía a poco a los gallegos.
Los cambios de Giraldez en el último tramo del encuentro fueron definitivamente acertados. El de O Porrriño puso toda la carne en el asador al introducir a Tasos Douvikas junto a Aspas y Larsen en el frente de ataque y el griego respondió anotando el gol de la victoria.