Mientras el Tottenham y el Liverpool apuran ya su puesta a punto para la final de la Champions en el Wanda Metropolitano, los focos de un partido colectivo enfocan a dos individualidades probablemente determinantes este sábado: la revancha de Mohamed Salah contra la ocasión de Harry Kane.
El goleador del Tottenham, el mejor de su equipo sobre la portería contraria este curso, con 24 tantos, es duda en la alineación titular. Parece preparado para la final, ya ultimada la recuperación de una lesión en el tobillo. La incógnita es para cuanto ¿Para ser titular? ¿Para salir de recambio?
Su entrenador, el argentino Mauricio Pochettino, es optimista. Y su equipo, ante la primera final de la máxima competición europea de su historia, lo necesita. Está ante su ocasión. También es la oportunidad de Kane, el momento de transformar toda su merecida fama de goleador en lo más transcendente para cualquiera: los títulos.
Y, por encima de todos, además, el más preciado: la Liga de Campeones. Aún no ha ganado ningún trofeo a nivel colectivo con el Tottenham, en el que ha transcurrido toda su carrera. Sí ha conseguido premios individuales a través de sus goles, 164 en 252 duelos con su club, por ejemplo. Fue dos veces el mejor en ese sentido de la Premier y en una ocasión, en Rusia 2018, del Mundial.
"Significaría todo ganar la Liga de Campeones. En los últimos cuatro o cinco años con Pochettino aquí, nosotros hemos trazado un plan para ser uno de los mejores equipos de Europa, para estar ahora en la final de la Champions. Y es realmente especial", relató el atacante esta semana en declaraciones a la página web de la UEFA, mientras trabaja contrarreloj para estar a tope para la final.
Kane afronta los días previos a la final con "calma", aunque la dimensión deportiva de la cita, una final del torneo más prestigioso del mundo para un equipo que, ni mucho menos, figuraba entre los candidatos, y sobre todo emocional, para alguien que ha sido aficionado del Tottenham desde niño, sea enorme.
Enfrente, estará Salah. Referencia indudable para el Liverpool, es indiscutible en el once titular de Jurgen Klopp, en la segunda final de la Liga de Campeones, las dos seguidas, que encara con su equipo.
La primera, hace un año, fue una "noche muy dura", por la derrota y por la lesión que sufrió en el estadio Olímpico de Kiev ante el Real Madrid, cuando se lastimó el hombro izquierdo en una pugna y una caída con Sergio Ramos, defensa del equipo blanco. Era el minuto 30. No pudo seguir sobre el terreno de juego.
Ahora tiene su revancha con la Liga de Campeones. El estadio Wanda Metropolitano marca el desafío para el atacante, su talento, su agilidad, su definición y sus goles. Ha marcado 25 en esta campaña. Sólo le supera Mane, por apenas una diana, entre los mejores goleadores 'reds' de este ejercicio.
"Estoy feliz de tener la ocasión de jugar otra final. Espero poder jugarla entera esta vez", repasó el pasado martes a Bein Sports, "emocionado" ante el desafío de este sábado. Y preparado para ganar el título, incluso para marcar el gol que decida el duelo: "No es sólo un sueño. Espero que sea realidad".
Son dos protagonistas esperados en la final de este sábado, pero la Champions de este curso no entiende de pronósticos. Ni Salah, en el 4-0 al Barcelona en Anfield, ni Kane, en la remontada 2-3 en Amsterdam, participaron en el partido definitivo de las semifinales.