La rivalidad sevillana está preñada de historias personales porque se dirime en el seno de las familias, entre amigos, donde la pasión deportiva llega a doblegar al cariño. No obstante, a veces ese cariño le gana la batalla a los colores. Es el caso de José María Álvarez, que encarna el paradigma del amor de abuelo, bético en este caso. Porque no fue otra cosa que el amor por sus nietos lo que le llevó a meterse en el cuerpo a este socio del Real Betis nada menos que mil kilómetros en coche para celebrar un título de Copa del Rey...¡del Sevilla FC!.
Aquel 19 de mayo de 2010, mientras el Sevilla se proclamaba campeón de Copa ante el Atlético de Madrid, la historia de José María representa la cara más bella de la rivalidad hispalense en su vertiente más sana, que la tiene. Y mucha más de la que muchos imaginan. Fiel seguidor del Real Betis desde su más tierna infancia, se sobrepuso a un sentimiento irracional para vivir con papel protagonista una de las mayores alegrías del eterno rival. Rodeado de miles de sevillistas viviendo una jornada histórica, se armó de estoicismo, silenció su pasión verdiblanca y se dejó llevar por el éxtasis de Víctor e Ignacio, los dos nietos que le acompañaron en aquel emotivo viaje.
La idea sólo podía salir de la mente de un sevillista. Su yerno, Víctor Durán, había vivido ya alguna gran alegría con el Sevilla FC y ahora quería hacerlo por primera vez con sus hijos. Al más pequeño, José María, no podía llevárselo porque apenas tenía un año, pero Víctor e Ignacio, con 6 y 5 años entonces respectivamente, ya tenían una conciencia sevillista que demandaba esas vivencias. Como no podía ya hacerse por otros medios, a Víctor se le ocurrió hacerlo en coche, en su veterano Passat.
Para acometer la aventura necesitaba el consentimiento de su mujer, Mamen, bética hasta la médula. Por gusto no estaba dispuesta, pero por sus hijos, lo que fuera, aunque para ello exigía a alguien que ayudara a Víctor con dos niños tan pequeños. No iba a fiarse de cualquiera. Por eso, su marido apostó a lo seguro: iría con el padre de su mujer. Convenció a su suegro y los cuatro cogieron camino de Barcelona, haciendo noche en Madrid. "Ni se lo pensó", recuerda Víctor, que reconoce que "el gran protagonista de esta historia es mi suegro. Para mí ha sido siempre como un segundo padre y en aquella ocasión me permitió algo tan grande como disfrutar de un título con mis hijos".
José María, con ocho hijos béticos de corazón y ya entonces con más de sesenta años de carnet verdiblanco, se olvidó de sus colores por amor: "Yo no iba a ver al Sevilla pelear por un título; yo iba a ver disfrutar a mis nietos. Soy sevillano y nunca he sido antisevillista, es el otro equipo de la ciudad. Pero yo iba allí por mis nietos".
El viaje resultó accidentado, con avería incluida salvada por la bondad de un amigo mecánico de Fuente de Cantos, y se llenó de anécdotas, como la del vaso de leche: "Eran dos niños pequeños y era difícil que aguantaran un viaje a Barcelona. Cada poco preguntaban cuánto faltaba y mi suegro se inventó la analogía del vaso de leche. Fue como una medida para ellos y una forma de tenerlos entretenidos. Cuanto más nos acercábamos menos leche quedaba en el vaso y ya se quedó con una vara de medir para siempre. Queda medio vaso de leche para llegar a Barcelona...".
Para Ignacio, uno de los pequeños protagonistas de la historia, "fueron momentos muy bonitos, muy emocionantes. Mi abuelo hizo que pudiéramos vivir un título de Copa con el Sevilla. Todavía me acuerdo del primer gol de Capel al Atlético de Madrid y los saltos que dábamos en el Camp Nou". De hecho, no duda en afirmar que "yo haría lo mismo por él. Me iría encantado a vivir una final del Betis con tal de verlo feliz".
José María ya había visitado el Camp Nou, donde llegó a ver jugar a Pelé con el Santos. En esta ocasión, emboscó su beticismo como pudo, aunque hubo momentos difíciles, especialmente cuando se encontraron a amigos de sus hijos que sabían de su pasión por el Real Betis: "Se quedaron sorprendidos. Me conocían bien y no se podían imaginar verme allí viviendo una final entre sevillistas".
Entre los recuerdos de aquel viaje, José María destaca uno especialmente: "Cuando llegamos al estadio nos pasó al lado el autobús del equipo. En un momento dado, Del Nido se asomó por la ventana y se quedó mirando fijamente a mis nietos, que estaban locos gritando y dando vivas al Sevilla. Aquello me emocionó mucho".
Ha pasado algo más de una década, pero el amor de José María por sus nietos no ha hecho sino crecer: "Lo repetiría sin dudarlo. En aquella ocasión no estaba el pequeño, José María, y me encantaría poder vivirlo de nuevo con los tres. Haría lo que fuera por la felicidad de mis nietos".
Disfruta de la emocionante historia de José María Álvarez, su yerno Víctor y sus nietos en el vídeo superior, de la mano de ElDesmarque y DAZN.
Los mismos nietos sentiran verguenza de la que le esta cayendo a su abuelo
D. Jose Maria Alvarez, bonito detalle que nos honra a todos los beticos, y le pido que perdone a estos despreciables por su falta de sensibilidad que no representan ni mucho menos a los sevillistas de bien.Un saludo
Hay personajillos que no se merecen ni el aire que respiran, que poca educacion es lo que hay
Claro que celebra los títulos con sus nietos. Lo raro sería que celebrara un título con el Betis eso sí sería para sacarlo en el período en la tele y.....no lleváis na tragao criaturitas
YA QUE NO PUEDES CON EL, UNETE AL CAMPEON, VIVA EL SEVILLA 14 TITULOS A 3 DEL ETIS JOJOJOJO
animo a todos los abuelos a que hagan lo mismo que este señor.
Veis esto es rivalidad y no lo ke hacen muchas creaturita por aki intentar desprestigiar al Sevilla FC ,llevándose su zascas oportuno ,chapo para béticos así , esto es gran derbi y no llamar paragüeros ,flor y demás historias con tal de sentirse mejor, saludos desde Champions
HAY DONDE FUERE,UN BETICO VIERE........